“Tus derechos terminan donde empiezan los derechos de los demás”. Recientemente fue juzgado el periodista Christopher Acosta a 02 años de prisión suspendida y al pago de 400 mil soles, por el delito de difamación agravada en contra de Cesar Acuña, al publicar el libro “Plata como cancha”.
Dentro del petitorio Cesar Acuña acusa al periodista por haber afirmado que cometió delito de malversación de fondos, falsificación de documentos, plagio, corrupción de jueces y fiscales, conexión estrecha con el SIN, de haber interpuesto denuncias que nunca ha presentado, entre otros.
Le atribuyen 55 frases difamatorias, con el único propósito de lucrar a través de su libro, manifiesta el demandante. La acusación se extiende al editor Jerónimo Pimentel por ser promotor del libro, además incluye a la empresa Penguin Random House Grupo Editorial S.A. como tercero civilmente responsable.
“Si Cesar Acuña no fuera rico, estaría, muy probablemente, preso, solo su fortuna ha sido capaz de crear un sistema y silenciar a sus agraviados”, “Se expone plagio en la tesis de Rosa Nuñez, su exesposa, en la de Humberto, su hermano, (…) en la de Richard, su hijo congresista –Hay una práctica consuetudinaria de esta familia de plagiar y apoderarse de las obras de otros”.
“Para defenderse del plagio, Cesar Acuña y su entorno habían falsificado esa firma”, “¿Qué si se puede afirmar que Acuña plagió un libro completo pese a que no haya resolución judicial que lo demuestra? Si.”, “Pero, si Tania ejecutó, fue porque Cesar autorizó. (…) Se trata de un audaz sistema de disposición de dineros públicos, para fines políticos muy particulares (…)”.
“Con las subvenciones sociales se puede disponer más rápido del dinero-asegura, desde su oficina en Jesús María (…) yo me cuido que no se note malversación- dice después”, “De allí al festín de subvenciones sociales en Trujillo había un solo paso”, “(…) el abogado de Cesar Acuña, admite que por entonces sí se interpuso una denuncia por abuso sexual contra su patrocinado. Pero que fue retirada”.
“Acuña si es un violador y lo afirmo con conocimiento de causa –le dijo la letrada al diario La Industria (…)”, “(…) la jueza que tenía a cargo el asunto, la doctora Yvonne Lúcar Vargas, era empleada de su esposo”, “A casi todos les regaló títulos profesionales sin haber estudiado, para evitar que le quiten sus propiedades”, “Sabes que, anda búscate un marido, porque tú eres una mujer vieja y fea para mí”.
“(…) yo quiero un ministerio. Yo no voy a firmar por 10 000 dólares. Yo quiero un ministerio”, “Matilde Pinchi Pinchi lo menciona en la lista de los 320 parlamentarios visitantes del SIN”, “Mueve todo lo que quiere porque paga por lo bajo. Les paga a los jueces y fiscales – declaró en la entrevista con Perú 21 sobre el poder de su esposo”, “No importa cuál sea el tipo penal por el que se le impute a Cesar Acuña conductas al margen de la ley, el caso termina cerrado”. Fueron algunas de las expresiones escritas en el tan solicitado libro.
Cesar Acuña describe en los fundamentos de hecho, la evidencia de difamación directa e indirecta, donde el periodista hace afirmaciones e insinuaciones falsas, generándole desprestigio público, perjuicio a su honor y buena reputación. La conducta de los querellados ha causado daño irreparable, afectando su honorabilidad, credibilidad, buen nombre y prestigio, manifiesta.
De acuerdo al ordenamiento jurídico, toda persona tiene derecho al honor y la buena reputación, es decir que toda persona afectada por afirmaciones inexactas en cualquier medio de comunicación social, tiene derecho a que este se rectifique, sin perjuicio de las responsabilidades de ley.
Si el delito se comete por medio de un libro la pena será mayor. Nadie será objeto de ataques ilegales en su honra y reputación. La difamación atribuye a una persona un hecho, cualidad o conducta que puede perjudicar su honor o reputación, más si lo hace ante varias personas.
En su defensa el periodista Acosta ha manifestado “se ha detallado las puertas que se han tocado para solicitar los descargos”, “el juez está exigiendo que los periodistas demuestren las declaraciones que se citan de terceros, cada vez que se transcribe información de colabores eficaces, los periodistas están obligados a demostrar que lo que se dice debe ser cierto”.
Muchos eruditos de la comunicación aducen a favor del periodista, respaldándose en la libertad de expresión, sin poner en tela de juicio varias de las afirmaciones delicadas y difíciles de comprobar, es innegable que Acuña es un hombre poderoso y de fortuna incalculable, genera envidia sana e insana, admiración en algunos casos, él sostiene la falsedad de estas 55 expresiones y por el momento la justicia le ha dado la razón.
¿Cuáles son los límites de la libertad de expresión? Queda clara la gran responsabilidad de los escritores. “La pluma es más ponderosa que la espada”, quienes tienen el poder de utilizarla que sea para construir, no para destruir.