Riesgo; los profesionales en áreas de economía, estadística, negocios y científicos de comportamiento humano tienen sus propias definiciones; sin embargo, riesgo es tradicionalmente definido en términos de probabilidades de poner a una persona o empresa en peligro. En relación a los negocios el riesgo es la probabilidad de ocurrencia de pérdidas.
La información que se provee a la alta dirección, debe provenir de una prolijidad en el acceso y manejo de ésta, mediante un análisis riguroso que aminore efectos producto de una mala decisión y consecuentemente genere costos y gastos innecesarios a la organización. Reducir el riesgo o grados de incertidumbre es un trabajo fundamental, pues al no saber con certeza o aproximación cifras que sean coherentes ponen en peligro las operaciones.
Para alcanzar la efectividad se requiere manejo de riesgos con la utilización de herramientas estadísticas, financieras, contables y demás, a través de la proyección de escenarios, árbol de toma de decisiones, y entre otras metodologías cuantitativas, así como cualitativas matrices de riesgos, siguiendo para ello una sesión de monitoreo de riesgos, cuyos parámetros se inicia con las actualizaciones del plan de respuesta, matriz de riesgo, estrategia y finalmente del registro de riesgos. Es imperante entender que los riesgos emergen en cualquier momento y es por ello debemos estar alerta e identificarlos oportunamente.
En el proceso de la gestión de riesgo se debe de considerar tres elementos fundamentales: la planificación, ejecución y monitoreo. Estos elementos forman un círculo que constantemente se va renovando y retroalimentando. Bajo cualquier escenario en mayor o menor medida está sujeta a eventos inciertos y necesita ser acompañada en este proceso mediante la observación y medición para la toma de decisiones asertivas.
Entonces, ¿cuál es fundamento al planificar una respuesta a los riesgos?, la planificación nos permite ser eficientes, es decir el costo de gestionar los riesgos ha de ser menor al costo de impacto de su materialización, con ello aquellos riesgos identificados con un nivel bajo o medio bajo no superarían un análisis costo beneficio, por tanto, no se priorizan en el plan de respuesta.
En el ambiente empresarial el deseo de los ejecutivos de trabajar con «un número», de conectar una cifra promedio, es fácil. Pero comprendamos que cada vez que se utiliza un promedio para representar una cantidad incierta, lo que se consigue es distorsionar los resultados porque ignora el impacto de las variaciones que son inevitables. Los promedios inevitablemente desfiguran y agravan la contabilidad, las ventas, la planificación de la producción, y otras actividades que conllevan a errores sistemáticos.
Hoy en la actualidad, dado los escenarios imprevisibles que se presentan, los ejecutivos están tomando importancia en actuar sobre una gama de números relevantes como una distribución en lugar de un valor promedio. Para ello emplean herramientas estadísticas que estiman las distribuciones de una amplitud de variantes, desde los precios de las acciones en el mercado, la demanda de ventas de juguetes de fiestas navideñas y hasta la demanda de electricidad en el verano.
El uso de software para identificar el defecto está tomando prioridad en las organizaciones, simulando la incertidumbre, generando miles de valores posibles para un escenario determinado.
Fuente:
Harvard Business Review