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Tarde o temprano las empresas incluso las más exitosas se quedan sin espacio para crecer. Ante esta cruda realidad se ven obligados a reinventarse y las posibles consecuencias son nefastas para cualquier organización que no tome esta decisión a tiempo. “La mala noticia es que el tiempo vuela.
La buena noticia es que eres el piloto”- Michael Altshuler. La presencia del coronavirus en el mundo impactó seriamente la salud de la población e hizo lo mismo en el sector empresarial y como consecuencia la economía mundial está pasando sus peores momentos e incluso superando la crisis financiera del 2008. Estos efectos continúan marcando un antes y después.
Líderes empresariales están navegando un rango amplio de problemas desde cómo manejar sus empresas dentro de este nuevo escenario, mantener a sus empleados y clientes sanos, apuntalar efectivo e incrementar liquidez, reorientar operaciones, y sortear complicados programas de protocolos de salud.
No obstante, las disposiciones del ejecutivo no favorecieron significantemente a lograr la reactivación económica esperada y como consecuencia, los empresarios se enfrentan a un futuro nada prometedor en el que será difícil llegar a generar ventas a niveles antes de la pandemia.
Si esta crisis no es una razón para reinventarse; ¿entonces cuando? Los empresarios peruanos están en esta posición y se han visto obligados a tomar decisiones, cambiando drásticamente el modelo del negocio que venían desempeñando, con la intención de al menos captar una fracción del mercado. Sin embargo, esta estrategia de iniciar algo nuevo corre el riesgo de no lograr los resultados esperados, toda vez que se ha formulado en una etapa de crisis y en un momento estacional por las dificultades en cumplir sus obligaciones en el corto plazo y las necesidades urgentes que demanda la propia actividad.
Según, el vocero de la Asociación de Empresas Familiares en el Perú Enrique Pajuelo “…el 30% del total de las empresas han tenido que cambiar radicalmente de rubro durante el estado de emergencia”. Habría que tomar en cuenta que de estos negocios; ¿cuántos tendrán la oportunidad de ser sostenibles y logren consolidarse en la captación de clientes y generar ganancias? o simplemente serán un dato estadístico de una aventura producto de los efectos de la pandemia y premiada con la desaparición en el mercado.
En un mundo donde la velocidad y su respuesta puede ser la clave del éxito o la razón del fracaso, observamos a muchas empresas que han cambiado el giro del negocio, algunos se reinventaron, y otros han recuperado sus modelos de negocio desde sus inicios, respondiendo claramente ante esta situación.
Ejemplos como la conocida tienda comercial Platanitos, expendedora de venta de calzados y ropa pasaron a formar la fila de venta de insumos gastronómicos y alimentos mediante el uso de su nueva plataforma online: platanitos food; Rustica, la popular cadena de restaurants se convirtió en una serie de minimarkets ofreciendo productos de primera necesidad; la cadena hotelera Casa Andina se reinventaron alquilando sus habitaciones independientes; el Grupo AJE se reinventó con el ofrecimiento de sus productos en tiendas virtuales, así como la empresa de pastelería y panadería San Antonio franquearon al negocio de venta de productos de primera necesidad recuperando así sus orígenes.
Evidentemente, el mercado exige cada vez más la capacidad de reaccionar a tiempo, innovando constantemente los productos o servicios, fortaleciendo las estrategias con propósitos definidos y acciones que permitan lograr el triunfo en los negocios. Es importante tomar en cuenta que los que conducen las organizaciones deben ser personas proactivas, con habilidades empresariales y de liderazgo en tiempos difíciles, que les permitan tener la capacidad de reaccionar en los momentos de esta naturaleza, adaptando sus estrategias y planes conducentes a la toma de decisiones oportunas.