Los gobernantes, excluyen cual parias a los verdaderos llamados a resolver sobre la educación, que son los profesores. En la historia de la educación peruana, el cargo de Ministro de Educación, siempre fue esquivo para un docente de carrera; si lo hubo, es registrable con los dedos de una mano y, ahí termina la contabilidad.
Tanto se ufanan por la expansión de la calidad educativa a niveles internacionales. En la práctica, tenemos ministros en esta cartera, con formación en minas, abogado, sociólogo y otros, como si ejercieran la minería, abogacía, sociología de la educación. Entienden el fenómeno educativo, pero resultan novicios dentro de la ciencia de la educación. Desconocen esa categoría correlacional de esencia y fenómeno que guía el destino educativo del Perú.
Como concibe aquel añejo refrán “Zapatero a tus zapatos” ¿Qué, querrá decir? O, fungir de pitoniso como Fidel Castro de 1973 prediciendo sobre Cuba y EE. UU.: “Estados Unidos vendrá a dialogar con nosotros cuando tenga un presidente negro y haya en el mundo un Papa latinoamericano”. Será qué, un profesor de aula podría ser Ministro de Energía y Minas, Ministro de Salud, Ministro de Defensa o “Zapatero a tus zapatos”, cada cual en su Ministerio. Sería la excusa perfecta para sentirse responsable del fracaso y éxito de la educación en estos tiempos extraños. Los miles de profesores estarían orgullosos que, sus miles de estudiantes aprendan en casa. PUBLICADO EN DIARIO CORREO