Las características aparentemente simples de una hoja o de un grano de arroz son el resultado de millones de años de constante evolución. Con ayuda de la radiactividad, este largo camino puede ser recorrido en pocos segundos.
La mutación genética es un cambio súbito en los genes de un organismo, cambio que es hereditario, es decir, que se transmite de generación en generación. Aunque los estudios de mutaciones genéticas en plantas se remontan a principios de siglo, fue en 1950 cuando se comenzó a utilizar la irradiación de rayos gamma por fuentes de cobalto 60 y por neutrones térmicos para lograr que actúen como agentes causantes de cambios hereditarios en semillas y plantas.
Un tiempo después, surgió la alternativa del uso de agentes mutagenéticos químicos, pero los resultados fueron desalentadores, ya que las mutaciones obtenidas, a pesar de ser similares a las producidas por los rayos gamma, contenían agentes cancerígenos.
Como conclusión, los rayos gamma han demostrado ser el método más eficiente, tanto en vegetales que se propagan por semillas como en los que se propagan vegetativamente. Otro hecho a favor del empleo de esta opción es que utiliza una metodología de fácil aplicación y bajo costo económico para la investigación científica.
Las variedades de cereales obtenidas fruto de décadas de investigación en todo el mundo son muchísimas y los resultados han sido positivos. Las mutaciones en las plantas son cambios súbitos en su estructura genética. El agente mutagenético es el factor que origina la mutación. Entre los principales factores mutagenéticos se cuentan los agentes.
Una mutación se produce por ruptura del código genético en la estructura del ácido desoxirribonucleico. La mutación, al cambiar la estructura del gen, produce un nuevo gen, que es una expresión alterada del código original.
Las modificaciones en las plantas _producto de la mutación_ son varias: tallo más corto, cambios en la forma de las hojas y el diámetro del tallo, mayor precocidad, mayor resistencia a las enfermedades, etc.
Entre los cambios externos más importantes en granos de cebada que se ha logrado, se puede citar a la obtención de una especie sin cáscara, altamente beneficiosa para los habitantes de las zonas altoandinas, porque facilita el consumo y la producción de harina.
También se ha logrado ofrecer especies más precoces, con lo que aumenta la disponibilidad del campo y se permite contar, si se diese una temperatura muy baja, con paja y rastrojo para el ganado, evitando la pérdida total de la cosecha. La producción de cebada actual puede abastecer el mercado nacional, pero tropieza con precios internacionales más bajos y el descrédito entre los consumidores locales.
Mejorando la calidad de nuestra cebada (ya de por sí alta) y ofreciendo ventajas como mayor precocidad, resistencia a plagas y ausencia de cáscaras (la variedad Buena Vista ha servido de base para lograr mutantes que reúnen estas cualidades) la experiencia restringida por ahora al campesino, podría extenderse, favoreciendo el desarrollo de nuestra industria y reduciendo costos tanto para la producción de harina como para el consumo directo.
Referencias
Angulo, N. (2010). Genetic manipulation of food. Disputes bioethical to human health. Comunidad y Salud, 8(2), 69-76.