Hace aproximadamente dos años, por esos avatares de la vida y los propósitos existenciales, alisté maletas para iniciar una nueva etapa en la cálida ciudad de Huanta, una ciudad llena de misticismo,
como detenida en el tiempo tan diferente a la vida en las grandes urbes donde el día termina en un tronar de dedos; Huanta es una bella localidad con paisajes naturales, con el cielo azul, con un clima templado, con calles ascendentes y descendentes, además de sus fiestas tradicionales como el Señor de Maynay.
Viajar hacia Ayacucho no solo trata de la fe, o solamente el recorrido de las 33 iglesias, encuentras mucho más, como cada rincón del país que posee maravillas culturales y naturales; a una hora de la ciudad de Huamanga, se encuentra Huanta conocida como “La Esmeralda de los Andes”.
La ciudad de Huanta es la capital del Distrito de Huanta y la Provincia de Huanta, ubicada a 2627 m.s.n.m. es la segunda ciudad más poblada de la región con una población de 89 466 habitantes, según el censo del año 2017. También constituye el nexo principal entre la zona del VRAEM y la capital Huamanga.
La plaza de armas fue inaugurada en la década del 50 y es muy atractiva por su frondosa vegetación, se puede disfrutar del entorno sentada en una de sus bancas, frente a ella se luce la Iglesia Matriz o de San Pedro hecha a base de granito y cal con su techo abovedado y sus dos torres góticas.
Otra construcción llamativa ubicada a dos cuadras de la plaza, es la iglesia Sagrado Corazón de Jesús que data aproximadamente de 1920 la cual es una de las pocas de estilo neogótico con influencia francesa en la región, destaca su estructura hecha en granito rosado.
Para continuar, si queremos admirar una vista panorámica de los valles huantinos, dirigirnos al mirador del Cristo Blanco, que se encuentra a 10 minutos del centro en movilidad o si eres partidario de hacer caminatas camino hacia arriba, lo puedes hacer mediante las escalinatas, y aunque es una realidad que se debe mejorar éste espacio, es una gran opción para tomas fotográficas.
Por otro lado, la catarata de Occochaca es un espacio natural para no dejar de visitar, la entrada cuesta un sol y la comunidad local se ha organizado para brindar una agradable experiencia mediante un recorrido señalizado.
Sin dejar de mencionar, su mística cultura viva, como su fiesta de carnaval, el trabajo de sus artesanos, las ferias de los domingos, la conservación de la lengua quechua, los trajes típicos, el pago a la tierra o pagapu, la fiesta de las cruces con los tradicionales chunchos o su gastronomía como la puca picante, el mondongo, el cuy frito entre otros.
Asimismo, la chicha de siete semillas por su preparación a base de quinua, cebada, trigo, maíz, Kiwicha, haba y garbanzo las cuales son molidas en conjunto para luego hervirlo. Es servida con ajonjolí y azúcar con mayor frecuencia en las fiestas tradicionales, pero hay varios locales por la zona de Cinco Esquinas para degustar a diario.
Para los viajeros es uno de los destinos que debes visitar antes de morir, al compás de la letra: Allí mismito florece, amarillito flor de retama, amarillito, amarillando, flor de retama.