Edgar Gutiérrez Gómez

El estado de emergencia decretado por el gobierno nos forzó a estar varados en casa, no necesariamente en tu domicilio legal, sino en lugares de trabajo, fuera de la región y acomodarse a las circunstancias. Es completamente distinto al estado de emergencia y los toques de queda que los ayacuchanos vivenciamos en las décadas del ’80 y ’90. No se evidencia persecuciones, asesinatos, coche bombas, apagones por voladura de torres de alta tensión.


Estábamos acostumbrados a las detenciones arbitrarias y su consecuente desaparición, que algunos familiares hasta la fecha no logran localizar. En esa época adquirir los diarios de circulación nacional era un lujo intelectual para la lectura diaria por los paros armados constantes. Actualmente los diarios escritos, no generan expectativas para su adquisición, los acontecimientos que ocurren en el planeta se percibe en tiempo real. La salida fuera del domicilio no se hace necesario por una serie de alternativas que ofrece la informática, especialmente los Streaming que muy bien encajan con los millennial y centennial, considerados los soberanos del mundo actual. Algunas personas de la generación perdida son aquellos que se desesperan por romper el esquema de estar varados en casa de manera obligatoria, ahí se suman los especuladores económicos hambrientos en sacar provecho sobre el pánico social.


La convivencia se hace necesaria.

Las alternativas que ofrece los Streaming es para todos los gustos, sin exclusividad de un programa que reúna a toda la familia sentada en una sala familiar de anaquel. Por el contrario, los teléfonos móviles facilitan ver tú película favorita en cualquier parte de casa y a la hora que mejor se acomode tu voluntad. Estar varados en casa, ya no es una tortura psicológica como fue en nuestra generación perdida, hoy es más placentero estar en casa; puesto que, la mayoría de la población peruana es eminentemente joven y laboran como NINIs. Los empleadores privados y estatales deberían instruirse y acomodarse al sistema liberal de una labor remota que no paralizara el normal desarrollo de la sociedad mediante el trabajo virtual. Tanto cacarean sobre las TICs en el sector educación, pero a la hora de los hechos desconocen la tecnología.


Existen bibliotecas virtuales con contenidos infinitos, la interactividad con el usuario remoto en tiempo real es completamente posible.



Las universidades tienen autoridades elegidas, se supone porque son buenos gestores y líderes académicos, pero en la práctica no hacen uso del sistema virtual de matrículas y clases virtuales con un conjunto de programas académicos que facilita el trabajo remoto. Esas clases presenciales medievales es arcaísmo en la actualidad, estar varados en casa sería más productivo, sin necesidad de interrumpir el normal desarrollo de las actividades laborales, a menos que se requiera trabajos manuales extremos. Existen bibliotecas virtuales con contenidos infinitos, la interactividad con el usuario remoto en tiempo real es completamente posible. El uso de los uniformes escolares es facultativo, pero los directores exigen a sus estudiantes asistir uniformados para desarrollar una clase que tranquilamente puede encontrar en internet y olvidarse de su profesor que repite: asistencia, revisar tareas, formaciones ridículas todos los lunes, entonar el himno nacional al aire libre, festejos del calendario escolar ¡Es posible el cambio!

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