El sistema político del Perú y del mundo vive una situación paradójica en estos fenómenos rancios de la epidemia mundial. Zenón de Elea, hubiera sumado una paradoja más a su inigualable interpretación de la realidad paradójica en la Antigua Grecia.
Existe una ultra apología al sistema liberal de la economía mundial. Sin embargo, con la crisis actual, los apologistas del sistema capitalista de libre mercado, se encuentran en una situación de la falacia lógica de Argumentum ad Misericordiam, pues vienen utilizando todos los argumentos falaces de la misericordia para lograr millonarias sumas de dinero del Estado peruano, para su dizque reactivación económica.
Las grandes empresas millonarias y transnacionales, financian a todos los partidos políticos, en especial a los de derecha por su liberalismo económico. Así, trabajan y legislan leyes solo para su entorno empresarial, en desprecio de los más necesitados. El sistema político de tendencia estatista para ellos es peor que la epidemia actual, y que acabaría destrozando al empresariado peruano. Ahí se suman los emprendedores que, tienen la libertad para hacerse supuestos millonarios, siguiendo algunos libros de autoayuda que pululan en los quioscos libreros del barrio.
La venta de ilusiones que genera utopías al pequeño trabajador independiente, suma al sistema actual de libre competencia. Los bonos económicos no se asignaron equitativamente; por el contrario, fue casi en forma selectiva.
Los trabajadores dependientes que se fajaron construyendo su profesión, no recibieron ni un saludo del bono económico, siendo ellos los que más aportan al Estado con sus impuestos de manera obligatoria e irreversible. Esos empresarios y emprendedores, deberían rechazar el bono económico del Estado; puesto que, es una ofensa grave al poderío económico que poseen, viniendo del Estado despilfarrador de la economía. ¡Qué tal paradoja no!
Cuando el Estado quiere intervenir en asuntos privados de la economía, esos empresarios que recibieron su bono económico serán los primeros en chillar ante el mundo. Lloriquean, amenazan y especulan los precios de sus estúpidos productos monopolizados. Como hay consumidores exigentes, estos empresarios quejosos, aprovechan la oferta y la demanda del mercado.
Como fueron ellos las que eligieron a los gobernantes, condicionan a su interés la legislación económica. Pues, ser autoridad por elección popular, es solo con fines de cumplir esa ambición de poder.
Ese gustito por el poder y mandar, es más fuerte que poseer una economía suficiente para vivir holgadamente. El profesionista afronta con hidalguía las crisis habidas y por haber en el mundo. Mientras, los que se enorgullecen de su poder económico, lloran ante una crisis como la actual y tocan al Estado para succionar una de sus tetas y sobrevivir. Esa paradoja del bono económico, es una estafa para los verdaderos pagadores de impuestos con el mísero sueldo que tienen.
Los “pobrecitos” que lloran su economía devastada, ante esta epidemia mundial, en otras ocasiones vilipendiaron a los trabajadores dependientes y se preocuparon más por asuntos suntuarios, más de lo que pueden gastar en toda su vida. Los trabajadores dependientes en el Perú, es la que mejor paga sus impuestos y educa para la formalización de la economía. Que tal paradoja.