El mal uso del recurso hídrico desde tiempos atrás en forma desmesurada hasta la actualidad no ha cambiado, más por el contrario es utilizado en gran cantidad por las industrias, sumándose a ello lo efectos del cambio climático,
una creciente población y las prácticas agrícolas inadecuadas como los riegos persistentes por gravedad, han hecho que el agua sea cada vez más escasa, sumándose a ello la contaminación de los mantos acuíferos, lagos, ríos y presas, lo que en términos generales obstaculiza los esfuerzos hacia un desarrollo sostenible y peligre la seguridad alimentaria de la población.
Se dice que, en nuestro Pais, una población de entre 7 y 8 millones de peruanos/as aún no tienen acceso al agua potable, siendo Lima la ciudad más vulnerable y es la segunda capital en el mundo asentada en un desierto y en el que solo llueve 9 milímetros al año, prácticamente nada. En el caso de Lima, 1.5 millones de ciudadanos no cuentan con acceso a agua potable ni alcantarillado.
El agua es parte de la naturaleza, componente de los ecosistemas de nuestro planeta, es vital principalmente para el sostenimiento y la reproducción de la vida y es un factor indispensable para los procesos biológicos, en este aspecto, este líquido vital constituye más del 80% del cuerpo de la mayoría de los organismos vivos e interviene en la mayor parte de los procesos metabólicos que se realizan en los seres vivos.
Además, interviene en el proceso de fotosíntesis de las plantas y es el hábitat de una gran variedad de seres vivos, por ejemplo algunos autores manifiestan que los vegetales tienen más agua que los animales, del mismo modo esto también varía con la edad, los individuos jóvenes tienen más agua que los adultos.
La contaminación del agua y la escasez del mismo son amenazas plausibles que inciden en la salud humana y su calidad de vida, sin embargo, la incidencia ecológica es mayor, por lo que resulta de vital importancia el flujo libre de agua no contaminada para el sostenimiento de los ecosistemas que dependen de este líquido elemento.
Por todo ello, es preciso su conservación y uso racional, siendo el agua fundamento de la vida: un recurso crucial para la humanidad y para el resto de los seres vivos, todos la necesitamos y no solo para beber, sino para actividades importantes como el uso en la producción de alimentos, nuestros ríos y lagos, nuestras aguas costeras, marítimas y subterráneas, constituyen recursos valiosos que es preciso proteger.
En relación al manejo sostenible del agua, el aporte principal de las tecnologías diversas es en relación a su apoyo a la zona de recarga hídrica o fuentes de agua en el entorno de las cuencas y microcuencas hidrográficas.
Entonces se sugiere realizar con urgencia las siguientes practicas: Educar para el cambio de modelos de consumo y estilos de vida, desarrollar nuevas tecnologías de conservación y almacenamiento del agua, aunque parezca ilusorio es necesario la adecuación del precio del agua.
Implementación de riego tecnificado, construir diques o reservorios de agua en las microcuencas o “quebradas” de ríos incrementando los espejos de agua, la reutilización de aguas residuales, la forestación y reforestación de cuencas y microcuencas, mejorar las prácticas agrícolas así como la construcción de zanjas de infiltración en zonas altoandinas.