“¿Alguna postura salomónica? Eso es injusticia, que una regla beneficie claramente a algunos, mientras que perjudica directamente a otros.”
El 17 de marzo del presenta año, el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) falló sin apelaciones posibles a favor de que el reclamo del club Alianza Lima (AL) es legítimo y, como corolario, debería ser considerado participante del torneo 2021 de la Liga 1. La hinchada blanquiazul ha recibido la noticia con tendencias encontradas.
Mientras que unos se resignan a mencionar que se trata de un fallo jurídico en el fútbol y que las reglas, aunque nos parezcan mal, están para ser respetadas; otros prefieren declarar, suponemos que con cierta aflicción, que preferirían ver luchar a la blanquiazul en la segunda división. Y, por supuesto, no sin razón, están aquellos que ven en todo esto un favoritismo y la eterna jugada de la “mesa”.
Sin embargo, parece que se olvida fácilmente que este drama estuvo cantado hace varios meses y que los entes nacionales permitieron la tragedia interna que se ve en el exterior como comedia del fútbol peruano (como si necesitáramos más).
El 15 de diciembre de 2020, AL recurrió a la Comisión de Licencias de la Federación Peruana de Futbol (FPF). El máximo ente del fútbol peruano falló en contra de AL aduciendo que el club “no había acreditado su calidad de interviniente” con fecha de 27 de enero del presente año. Está claro que la FPF no emitió documento expreso que indicara qué reglas hacen del reclamo de AL improcedente. Esta tibieza permite que los victorianos, siguiendo un recurso legal, eleven reclamo al TAS.
El fallo del TAS indica que el cuadro Carlos Stein pierde dos puntos del acumulado del año 2020 por no “cumplir con sustentar el Pago Oportuno de sus obligaciones”, del mes de octubre de 2020, como lo indica el artículo 76.1 del Reglamento para la Concesión de Licencias de Clubes de Fútbol Profesional de la Federación Peruana de Fútbol.
Como parece claro, la solución al problema estaba en la aplicación de la norma, es decir, la FPF pudo resolver el asunto en fechas muy anteriores a marzo de 2021, pero, al parecer, no ejercieron correctamente su labor de arbitraje normativo.
Las decisiones de la FPF dejaron muchos resquicios que no solo permitieron a AL apelar en el TAS, sino que también, luego de conocido el fallo, permiten que equipos como el mismo Carlos Stein interpreten la norma de manera particular. Según el cuadro norteño, en síntesis, el campeonato 2020 ya se declaró culminado con descensos confirmados; por lo tanto, ningún fallo puede modificar un campeonato concluido.
Como digo, cosa de vacíos legales y toma ociosa de decisiones es lo que permite este embrollo. Probablemente, más que intentar que AL se quede en 2da, el cuadro Carlos Stein está buscando que, de ninguna otra manera que se siga del fallo del TAS, se afecte su permanencia en el campeonato 2021. ¿Entonces qué sería lo justo aquí? la hinchada blanquiazul debe comprender que los recursos legales son legítimos y que, sin embargo, tales recursos no devuelven la gloria perdida.
Y es que el fútbol es, sobre todo, una competencia en un terreno de juego, por eso mismo, la lección aprendida ahora es que hay ciertas reglas en nuestro campeonato local que deben cambiar y que sirvan para castigar efectivamente a los equipos que incumplen con pagos de planilla, por ejemplo, pero que en ningún momento debe al mismo tiempo beneficiar otro club. Eso es injusticia, que una regla beneficie claramente a algunos, mientras que perjudica directamente a otros.
¿Alguna postura salomónica? Quizás solo esperar que la comisión especial conformada en el FPF piense en la mejor manera sobre cómo regresar a AL a la Liga1 sin perjudicar a otros equipos; pues el fallo del TAS es claro: se descuenta dos puntos al club Carlos Stein (para que haya razón en la vuelta de AL a la primera división) pero no indica que aquel club debe “descender”, otras palabras, otra vez la pelota está en cancha de la FPF de donde nunca tuvo que salir para ser el hazmerreír de Sudamérica deportiva.