La invitación a la fiesta de Santiago en una de las zonas del Apu Razuhuillca, vino de la mano del director de la revista Puriq de la Universidad Nacional Autónoma de Huanta (UNAH), el Dr. Edgar Gutiérrez Gómez. Se trataba de una salida de campo como parte de una investigación en proceso. La fiesta de Santiago en el Apu Razuhuillca es parte del sincretismo religioso andino; es una fiesta sobre la víspera de la herranza de los animales (Gutiérrez et al. 2023; Gutiérrez y Aronés, 2022).
Como guías, nos acompañaban dos personas de la UNAH que conocían la zona del encuentro de comunidades campesinas en un área geográfica de la altura del Apu Razuhuillca. Salimos de Huamanga a las 5 am aprox. en dirección Huanta. Nos encontramos con los guías y, antes de seguir con la camioneta hacia la Laguna de Razuhuillca, tuvimos que comprar elementos rituales para pedir permiso a la hora de iniciar la caminata hacia el lugar del encuentro; es decir, se llevó a cabo un pagapo por parte del guía en el interior de unas rocas, al lado de la Laguna. La petición principal era pedir permiso al Apu para que nos guiara en el camino a pie y pudiéramos llegar al lugar sin ningún riesgo. Los guías decían que sabían dónde era el punto de encuentro en la altura de Razuhuillca, ya que, ante la inmensidad de la montaña, en su altura y extensión, es fácil perderse si no te guían por la ruta indicada hacia el lugar. No obstante, también puede haber diferentes veredas y caminos, que conocen los lugareños de cada comunidad, a un lado y otro de la inmensa montaña.
Llegamos con la camioneta a la Laguna de Razuhuillca. Lo primero que se me ocurrió, antes de hacer el pagapo, a las 7 am aprox. fue meterme desnudo en la Laguna un poco más allá de la orilla. Mi cuerpo se rompía como en mil cristales, ante la gélida agua, que, paradójicamente, también quemaba como si bajo ella hubiera un volcán encendido, en estado latente. El riesgo de haberme metido era tener un paro cardíaco, debido a la altura y a la temperatura tan baja, a pesar de que el día amanecía soleado. Salí a los dos minutos con el cuerpo liviano como una pluma de halcón cayendo cielo abajo. Iniciamos la caminata, después del pagapo, bordeando la laguna y subiendo una ladera. Cada cierto tiempo parábamos a chaqchar coca, descansar un poco, contemplar el paisaje que te inunda y, uno de los guías, tocaba el violín armoniosamente en el instante.
Antes de salir, los guías señalaban con la mano haciéndonos ver como los campesinos de las comunidades subían las veredas frente a nosotros en la lejana distancia. Me quedé con una incógnita al pensar: “parece que el camino es más directo siguiendo la ruta de frente, en dirección a los campesinos que subían el cerro por las veredas”; los guías decían: “no, vamos por aquí bordeando el cerro, es más plano y vamos a llegar”. No sabemos que sucedió con los guías, nuestros sherpas, que dimos una vuelta muy larga para llegar al lugar del encuentro. Tardamos unas seis horas en llegar o más, subiendo y bajando roquedales, que llegamos a pasar por debajo del Apu Razuhuillca, su casa, descansando sentados en la poca nieve que le quedaba, como Apu de primer nivel, al ser un nevado. Descansamos junto a su poca nieve y pudimos comer un poco de hielo para refrescarnos. El momento más espinoso fue que tuvimos que caminar y cruzar por un lugar escarpado de alto peligro, como precipicio, sin preparación ni arneses. Los sherpas iban delante nuestra, tranquilos, relajados. Nosotros, detrás siguiendo sus pasos, cada uno en su distancia, en su silencio soleado. En varios momentos sentí el vértigo y la muerte en mis pensamientos, como un desafío mental, almico, del pasú, animal-hombre, dónde rápido, en un minuto, como película de cine, aparecían en fotogramas todas las escenas de mi vida. Por otro lado, sentía el valor del espíritu hiperbóreo sintiéndome más allá de la muerte, sosteniendo el temblor de mi cuerpo, de mis piernas y el miedo de mi alma católica. Al llegar a Huamanga, al día siguiente, me vino a mi mente el libro “Así habló Zaratustra”, de Friedrich Nietzsche. Lo descargué de internet y empecé a leerlo. Durante tres días mi cuerpo estaba profundamente adolorido, quemado, pesado como piedra, parecía que traía en mi cuerpo la montaña. Pensé si había sido el haberme bañado desnudo en la Laguna, a esa altura en un día soleado; además de la larga caminata bajo el sol y la bajada de la montaña, que duró casi todo el día. Al regresar con Edgar hacia Huamanga, hablábamos sorprendidos por la zona de riesgo que habíamos cruzado, compartiendo nuestros pensamientos y emociones, y ambos coincidíamos, pensábamos que podíamos morir en ese instante. Reflexionamos sobre los guías, por su actitud de caminar, sin miedo relajados; Edgar, me responde: es la fe que tienen en los Apus, la creencia en la montaña. Por fin, después de 6 horas de caminata o más, llegamos a un lugar de la altura que empezamos a encontrarnos con jóvenes que subían por la parte de atrás. Hicimos una última parada de descanso creando nuestra propia Apacheta de piedras, donde culturalmente se piden deseos; yo, en mi caso, recordaba El Misterio de Belicena Villca, donde expresa que el significado originario de la Apacheta, es un puente como recuerdo hacia el origen, hacia la puerta de Venus, más no la significación cultural degradada de los últimos siglos
Al llegar al lugar de encuentro, vimos que había grupos de personas esparcidos por la zona, la mayoría jóvenes, celebrando alegremente con caña, coca, trago, cantando y festejando. Las mujeres especialmente, lucían unos trajes de intensos colores vivos, con adornos florales, característico de la región de los Andes. Los lugareños nos hablaban de los evangélicos de la comunidad de Razuhuillca: “no cantan, ya no creen en los apus, hay muchas costumbres a recuperar, con quien vas a recuperar, con los católicos, con creyentes, tocas quenas, waqrapukus, qarawis, antaras, minka en trabajos, jainas, hacer la chicha de jora. Los evangélicos ya no ya”.
Estuvimos menos de dos horas conversando con las personas, interactuando en su alegría, en su tomar caña con el chaqchar de la coca, hasta que nos dispusimos a bajar con uno de los grupos de personas por la ruta inicial que debíamos haber tomado, la cual, desde la Laguna, en dos horas hubiésemos llegado. En esta experiencia, personalmente, me marcó más el tránsito solitario del Apu Razuhuillca hacia la fiesta de Santiago.
Entrevista a un poblador en el lugar de la festividad sobre Santiago y Razuhuillca
Es una veneración que hemos hecho para el apu mismo, con su flor, sus frutas selectas. Mas abajo la misa donde que presentan las cosistas que ofrecen al Apu Razuhuillca.
La cuevita de Santiago le dicen acá arriba, está entre unas rocas del cerro. En antes hemos entrado con mi suegro y nos pedimos todo lo que nos hace falta en el pueblo, que cuide a nuestros animales, a veces los pumas de monte, de sierra, vienen a cazar y lo matan y eso hace que el Apu no permite, lo protege. Tienes que subir tres veces seguidos, una vez cada año. Tienes que cumplir porque si no te castiga. Tres veces no puede venir y en esas tres veces mis animalitos no se reproducían, y si se reproducían se morían.
Entrevista a un poblador en lugar de la festividad sobre Santiago y Razuhuillca
Toda esta cordillera donde se encuentra las cinco principales lagunas. Pero en la festividad de Santiago siempre nos encontramos en esta fecha porque es la celebración, el patrono de los animales. Esta es la punta, porque para allá es La Mar, para este lado es Huanta, para este lado es Uchuraqay, es otro distrito ya. Como frontera está esta punta de acá. Razuhuillca es frontera de los tres distritos. Justamente acá en la punta vienen, no, como decimos, es un Apu, en castellano decimos es como un Dios, porque acá le rinden homenaje, hacen su pagapu, como una ofrenda, pueden ser frutas, caramelos, carne, lo que sea, es como un Dios, no, pero puede proteger a los animales como también a las personas, cuando uno tiene fe, le protege. Entonces ahí justamente, nosotros tenemos fe, le pedimos a él, le pedimos permiso, nos permite hacer fiesta, bailamos, nos alegramos. Pero si no es así, no lo respetamos también nos puede voltear.
I: O sea, ¿Razuhuillca o Santiago? ¿Son distintos o son lo mismo?
P: No, Santiago es la festividad, Razuhuillca son las diferentes cordilleras que hay de este lado, el apu, el cuida todo esto, a las personas, a los animales. Es como un ángel que protege a todo esto
I: ¿y se le hacen ofrendas para que os protega?
P: para que nos cuida, nos proteja, para que nos vaya bien en salud, en dinero, en negocio
I: ¿qué cosas se les van a pedir hoy aquí?
P: Bueno acá, más antes, anteriormente, un día antes han hecho un ofrendas, como le digo no, han presentado, gaseosa, puede ser cerveza, caramelo, comida. Entonces se ofrece y el se queda contento y nos permite hacer nuestra festividad
I: ¿y como tú eso lo sientes? ¿cómo se puede ver?
P: porque nos va bien. Porque si lo ofendemos, de repente nos enfermamos, alguna desgracia, o nos burlamos, no creemos, nos voltea
I: ¿qué significa voltear?
P: o sea, en nuestra contra se viene, un castigo que nos da. Si tú te burlas, te ríes, no crees, puede ser por la salud, el dinero, alguna desgracia
I: en cualquier cosa de la vida
P: así es
I: y, ¿de qué lugares hay personas acá? He visto que hay gente de Santa Rosa, de la selva, de Ayacucho, de Abancay, de Andahuaylas
P: de la selva también están. Si, por ejemplo, también mis familiares de Curahausi, de Apurimac. A veces no conocen esta costumbre, pero se adaptan a nuestra costumbre, porque les gusta. Por ejemplo, acá hay de comunidad Chaka, Kuruchaka, Uchuraqay, Payqa, Paqre, pertenece a Huanta, y una parte pertenece a Santillana, y Santillana es distrito de Huanta; Uchuraqay es otro distrito ya.
I: Y el velorio, ¿cómo es la víspera?
P: Bailar y prender nuestras velitas, con ichu, prendemos como fuego, nuestra velita, hay un Santo, es el Santo Santiago
I: ¿Dónde está Santiago?
P: O sea, eso tienen en cada casa, pueden tenerlo en cada casa, y lo velamos ahí, estamos chaqchando nuestra coca, nuestro traguito, nuestro cigarrito hasta el día siguiente. Al día siguiente es la señal, la señal es lo que van a ponerle los aretes, las cintas de colores a las vacas, especialmente a las vacas
I: si entonces aquí no llega Santiago, cuando le ponen la velita ahí, ¿es al Apu o a Santiago?
P: A Santiago, al patrón Santiago
I: en cualquier cuevita
P: especialmente no me recuerdo, pero por acá atrás creo, hay como una cueva adentro, ahí prenden velas pero cantidad, ponen su coca, su trago, su cigarro, su ofrenda, ahí hacen su pagapu
I: los trajes que tienen las señoras, de colores, las flores, ¿qué simbolizan?
P: eso es típico de acá de la zona, eso es su costumbre tradicional, más que todo las mujeres, con su pollera, sus flores. Los varones ya se han modernizado.
I: veo mucha gente joven
P: si, más que todo jóvenes vienen acá
Referencias:
Edgar Gutiérrez-Gómez, Ketty Marilú Moscoso-Paucarchuco, Manuel Michael Beraún-Espíritu, Fabricio Miguel Moreno-Menéndez, Rafael Jesús Fernández-Jaime, Wilfredo Fredy Paco-Huamani, Michael Raiser Vásquez-Ramírez and Jesús César Sandoval-Trigos. (2023). Study of the Pampay Mass (burial of offering) at the summit of the Andean snow-capped mountain as an example of (t,i,f)-Neutrosophic social structure. Neutrosophic Sets and Systems, Vol. 60, pp.21-28 University of New Mexico.
Gutiérrez, E.; Aronés, A. (2022). Samikuy ritual ancestral al Apu Razuhuillca. Revista de Filosofía, Vol.39, Edición Especial Nº2, pp. 421-432 Universidad del Zulia. Maracaibo -Venezuela. ISSN: 0798 -1171 / e-ISSN: 2477-9598. DOI: https://doi.org/10.5281/ zenodo.7309260
Me encanto
Muchas gracias, me alegro! Saludos