El turismo puede generar riqueza y empleo en las naciones, logrando desempeñar un papel muy importante al crear oportunidades para los emprendedores de pequeñas empresas turísticas dando la oportunidad de integración en el mercado laboral a mujeres y jóvenes.
Además, de su efecto multiplicador en otros sectores de actividad, como el comercio, las manufacturas, la construcción o la agricultura. En el año 2015, según la Organización Mundial del Turismo, las economías emergentes recibirían cerca del 60% de los turistas mundiales en 2030. Datos que, en aquellos tiempos colocaban a la actividad turística como una gran oportunidad de desarrollo.
En la actualidad, conocedores de la realidad mundial y de la magnitud de los impactos que el COVID-19 ha ocasionado sin reparo en el sector turístico, se debe enfatizar en la revisión y fortalecimiento de las propuestas, planes y documentos aprobados en escenarios internacionales que permitan afrontar los grandes retos sobre la reactivación del turismo continuando en el marco del desarrollo sostenible.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) como organismo especializado de las Naciones Unidas, promueve un desarrollo turístico que apoye, en igual medida, la conservación de la biodiversidad, el bienestar social y la seguridad económica de las comunidades y los países receptores. Está encargada de la promoción de un turismo responsable, sostenible y accesible para todos que tengan en la mira el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), cuyo alcance es universal.
El turismo, si se planifica y se gestiona con responsabilidad, ha demostrado su capacidad de contribuir a la creación de empleo, promover una integración social inclusiva, proteger el patrimonio natural y cultural, conservar la biodiversidad, generar medios de vida sostenibles y mejorar el bienestar de las personas, impulsando las políticas turísticas en todo el mundo. Teniendo en cuenta que el sector en tiempos de normalidad, experimenta un tremendo crecimiento, es esencial asumir esfuerzos colectivos para garantizar su sostenibilidad a largo plazo.
El año 2015 fue un año decisivo para el desarrollo mundial, al haber aprobado los Gobiernos la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, junto con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Dicha agenda estableció un marco mundial hasta 2030 para acabar con la pobreza extrema, combatir la desigualdad y la injusticia y solucionar el cambio climático. Partiendo de los históricos Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), este ambicioso conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con 169 metas asociadas, está centrado en las personas, es transformador y universal, y funciona como un todo integrado.
Entonces, existe un compromiso asumido en una resolución por los Estados miembros de la Naciones Unidas, en el cual señalaron estar dispuestos a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros mediante alianzas centradas especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables.
Es oportuno que se cumpla de acorde a la realidad de cada país que enfrenta sus propios retos, se disponga de soluciones que progresivamente mitiguen las condiciones en las cuales vivimos, el ODS número tres indica: salud y bienestar, por lo menos en nuestro país se describe un panorama totalmente distinto, tan cercano a la desesperación, un derecho que se ha visto vulnerado al cual agregaremos entre otros, la desestabilidad política nacional.