Las empresas tienden a ser presas de omisiones en poder reconocer sus implicaciones estratégicas en la etapa de transición, frente a niveles de percepciones o excesiva capacidad de sobrellevarlas.
Estas discrepancias se dan, en que las empresas tienden a desarrollar percepciones nada favorables de sí mismas o de su capacidad. Por tanto, en ésta existe una percepción excesiva de “somos los líderes de la industria”; “a los clientes les proporcionamos un mejor servicio “. Es evidente que este tipo de estrategias de la alguna medida reflejan supuestos implícitos que conforman la base de las estrategias.
Otro hecho se presenta, en el caso de encontrarse entre la espada y la pared, cuya problemática se da desde la transición hasta la madurez, en ese sentido ésta culmina a partir de la existencia de márgenes que en el pasado se hizo a fin de que esta estrategia fuera viable.
También, suele presentarse la “trampa del efectivo”, en cuyas inversiones se da a partir de lograr atención en materia de inversiones para participar en un mercado maduro. Esta claro que el efectivo sólo se debe invertir en un negocio ante la expectativa de poder retirar más adelante. Esta trampa generalmente se da cuando las empresas no tienen una posición sólida en el mercado.
No obstante, la que está relacionada en prestar mucha atención a los ingresos en el mercado maduro, en lugar de prestar mayor atención a la rentabilidad, generalmente este tipo de trampas se da en una etapa de madurez donde se enfrentará disminución de utilidades, no así en la etapa de crecimiento donde existirá mayores probabilidades de obtención de beneficios.
Lograr ceder con mucha facilidad la participación en el mercado en favor de las utilidades en el corto plazo, traduce a que muchas de las empresas caen en tratar de intentar mantener la rentabilidad de un pasado reciente, a expensas de la participación en el mercado.
La existencia de resentimiento y una reacción irracional ante la competencia de precios, se da al negarse en poder asimilar que las estrategias de precios se dan muy a menudo y es necesario poderla aceptar como prácticas inevitables.
Los cambios que se dan en la participación de la industria utilizando diversas técnicas y métodos en la generación de contratos con los distribuidores serán necesarias e ineludibles. Esto generará un nivel de resentimiento frente a una reacción irracional ante los cambios en las prácticas de la industria.
En la etapa de madurez, significa que es más difícil que surjan nuevos productos y aplicaciones, la cual estará supeditada a la adecuación que cambie el objetivo de la actividad innovadora, con el fin de dar atención preferencial a la novedad y al ajuste de precio.
Recurrir a la “alta calidad”, como una justificación para no enfrentar los movimientos agresivos en relación a los precios y a la presencia de competidores. En muchas de las ocasiones esta característica puede ser un punto fuerte y fundamental para una empresa.