La frase del monólogo del personaje principal de la obra de teatro “Hamlet”, escrita alrededor del año 1603 y manifiesta en la escena primera del tercer acto, la cual inmortalizó a Shakespeare,
cobra vida en el contexto actual donde se intenta hallar al responsable de la expansión de un virus letal que asola a todos los países del mundo, causando tanta muerte, desesperación y angustia.
Esta pregunta esencial de la experiencia humana que surge frente a la tensión ocasionada por esta pandemia, invita a investigar y buscar la verdad de los hechos que intervinieron para la propagación del coronavirus. Este conflicto que surge en el ser humano a raíz de la fatalidad que se aproxima, despierta las inquietudes o dudas respecto a quien dice la verdad, puesto que tanto Estados Unidos como China, países potencia que siempre han tenido un conflicto surgido de la lucha comercial, es decir, la pugna por acaparar el mercado mundial, se culpan del surgimiento del Covid-19.
De manera que, el gobierno norteamericano exige una compensación económica al estado chino, a manera de recompensa, por liberar un virus de un laboratorio de Wuhan, considerando que fue el lugar donde se originó la pandemia de coronavirus; en tanto que, China impugna este testimonio manifestando que esta es una estrategia contra otros países, especificando que el ejército del país norteamericano podría haber llevado el virus a Wuhan. No obstante, la comunidad científica aduce que el origen de este virus es natural, lo cual es probable, pues esta amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, surgió en 1968.
No cabe duda, que las posturas de los dos países que cuentan con un arsenal biológico, utilizado en las guerras que tuvieron en años pasados, producen una incertidumbre en los habitantes de cada uno de los países afectados por la pandemia. Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) manifiesta que, sea cual fuere el origen del Covid-19, representa una amenaza real y presente para la humanidad, ante la cual no estamos preparados.
Por tanto, se podría decir que, a nivel mundial, nos enfrentamos a una batalla epidémica que ha generado tanta confusión y problemas como la disrupción social, que poco a poco van socavando la vida, salud y economía del hombre, ocasionando desesperación y angustia. Frente a ello, el hombre representado por Hamlet, a pesar de su poderío económico, se halla lleno de incertidumbre, en un ambiente incierto, enfrentándose a un enemigo silencioso y letal que no se sabe de dónde surgió ni quién fue el culpable para que surgiera.
Frente a ello, el hombre representado por Hamlet, a pesar de su poderío económico, se halla lleno de incertidumbre, en un ambiente incierto,
En fin, al margen de todo pronóstico, se debe vislumbrar que la pandemia afectará la economía mundial, ocasionando una crisis económica que se manifiesta en distintos sectores como la minería, el turismo, los hidrocarburos, el comercio, la pesca, entre otros. Es decir, el hombre desesperado, angustiado, en su afán de enfrentar el problema, sin saber qué hacer ni a quién recurrir, optará por el intento de frenar su expansión y reducir su contagio, aunque los esfuerzos al final sean insulsos. Solo queda batallar y seguir adelante sin saber cuál será el final.