El daño que ocasiona esta enfermedad no solo depende exclusivamente del SARS-CoV-2, virus que la ocasiona, sino también de la respuesta inmunitaria que hace o quiere hacer un alto a la infección viral.
La persona que tiene el coronavirus va a tener daños tanto por la infección viral como por la respuesta inmunitaria, ya que cuando esta respuesta inmunitaria es sobreelevada va a causar una infección clínica científicamente comprobada que se conoce como “tormenta de citoquinas”.
La enfermedad se distribuye en tres periodos dentro de cuatro semanas: La primera semana corresponde al periodo de incubación, la segunda y tercera semana al periodo del cuadro clínico, cuando el paciente logra superar la enfermedad, y la cuarta semana corresponde al periodo de recuperación.
El Dr. Luis Antonio Pacora Camargo, médico especialista en cirugía oncológica y salud pública con estudios de investigación en la Universidad de Harvard, USA, asevera que hay que tener en cuenta la semana de peligro, que es la segunda semana en donde debemos tener mayor cuidado con respecto a la ducha, ya que en los cabezales de las duchas suelen acumulase microorganismos como el Mycobacterium avium, de la misma familia de agentes patógenos que están relacionados con la tuberculosis, que pueden entrar por las vías respiratorias al momento de ducharnos.
Por otro lado, el mismo duchado va a generar cambios en nuestra temperatura, y recordemos que los cambios en temperatura, el estrés o cualquier situación que desequilibre la estabilidad de nuestro medio externo con nuestro medio interno va a estimular a los sistemas (neurológico, endocrino e inmunológico ) que regulan ello,
de tal manera que esta alteración en el sistema neuro-endocrino-inmunológico que trata de compensar los cambios que pueden haber en la temperatura de una u otra manera van a afectar la evolución del paciente que está pasando COVID-19.
Entonces por dos motivos muy importantes se debe considerar que un paciente con COVID-19 debe evitar la ducha en la semana de peligro: por un lado, los gérmenes en los cabezales de la ducha, en la semana dos en mención, el virus va causando una inflamación a nivel del pulmón y esto puede ser agravado por infecciones bacterianas oportunistas que pueden causar enfermedades sobre todo en personas inmunocomprometidas, de tal manera que los pacientes con SARS-CoV-2 pueden reinfectarse o tener infecciones sobreelevadas o coinfecciones que van a agravar su cuadro clínico.
Añadiendo a ello que todo paciente con COVID-19 va a tener infección en el pulmón, pero a ello se le puede agregar una infección bacteriana y esto causar otra neumonía por causas bacterianas.
La recomendación final es, si una persona tiene COVID-19 y ha identificado el día 1 que significa el día del cuadro clínico donde el paciente pierde el olfato y el gusto, tiene fiebre o diarrea, situaciones que suceden en la mayoría de los pacientes sintomáticos, desde ese día y por lo menos esa semana, no debe bañarse; después de esa semana puede hacerlo de manera esporádica y no bajar la guardia por lo menos un mes.