“Por favor, no puedo respirar… me duele el estómago, me duele el cuello, todo me duele… necesito un poco de agua o algo, por favor…
me van a matar, hombre…no me maten”, fueron las últimas palabras del afroamericano asesinado bajo custodia policial en EE.UU.
El 25 de mayo pasado, George Floyd muere por asfixia como resultado del sometimiento inusual durante su arresto. El video viral de casi nueve minutos, muestra a un policía presionando su rodilla izquierda en el cuello de un hombre afroamericano, que daba gritos desgarradores y débiles por salvar su vida, junto a ellos otros tres personajes indolentes, este fue el detonante de protestas e indignación, de distintos frentes, quienes acusaron de violencia policial y asesinato por racismo, ahora en las calles exigen justicia e igualdad.
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El protagonista de este funesto acto es el ex policía Derek Chauvin, que ahora enfrenta el cargo de homicidio en segundo grado (doloso) y sus otros tres compañeros que ya son acusados de complicidad e instigación.
Cuatro policías heridos y dos civiles han muerto producto de la violencia y disturbios desatados en más de un centenar de ciudades, a lo largo de EE.UU. No hay justificación para atentar contra la vida, ni dañar los bienes públicos o privados, estos actos ensombrecen una lucha justa, que se obliga a manejarse en lineamientos de orden y respeto. Es importante el diálogo y el cambio de sistema, en especial en la dimensión social, solo así esta potencia mundial irradiará ejemplo a países subdesarrollados como el nuestro.
En un Estado que tiene la capacidad de influir y proyectar poder, que lidera el ranking mundial por contar con el mejor sistema de educación superior, donde Barack Obama, fue uno de los presidentes, defensor acérrimo de la igualdad; todavía no entienden que hay diversidad humana ¿Por qué tanta intolerancia, violencia, racismo y xenofobia que destruye el bienestar social? todos nos preguntamos lo mismo.
El compromiso firmado en 1948, donde «todos son iguales ante la Ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la Ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación», Art. 7 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ha tenido lenta evolución, reflejando sus consecuencias de desatención y olvido.
Estas magnas manifestaciones resistentes y para algunos en extremo violentas, en contra de la discriminación, tienen un sólo propósito, buscar la integración entre las personas y que los gobiernos, sancionen de manera contundente este fenómeno social que incumple la legalidad, no busquemos repetir aquel 21 de marzo de 1960, donde masacraron a manifestantes a fuego abierto, la matanza de Sharpeville, rememorando esta tragedia como el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.
La no discriminación es un requerimiento sine qua non, para el desarrollo humano, donde es forzoso adoptar un cambio de políticas sociales coaligadas a la educación. La distinción étnica puede ser un punto positivo, donde se promueve el reconocimiento de identidad cultural, a través de la historia, literatura, expresión artística, etc., de modos propios; más que un ideal, estas aspiraciones universales de igualdad se deben materializar en la aceptación y defensa de todas las sangres.