Hay una famosa frase “Never waste a good crisis” (nunca desperdicies una buena crisis) que se le atribuye a Winston Churchill, expresada durante los días más sombríos de la Segunda Guerra Mundial, que hoy adquiere mucha notoriedad, ya que nos encontramos en pleno autoaislamiento y distanciamiento social obligatorio.
Lo que se quiso decir con la frase en mención es simple pero profundo, que un cambio dramático inevitablemente conduce a nuevos conocimientos y apunta a nuevas oportunidades de crecimiento. La visión de Churchill sobre la naturaleza humana también se puede aplicar a la crisis mundial del coronavirus que enfrentamos hoy, por lo que las medidas que debemos tomar para mantenernos saludables nos deben ayudar a reevaluar, hacer un balance y descubrir qué oportunidades se nos presenta como familias digitales para desarrollar nuevas perspectivas.
La «nueva normalidad» de nuestras vidas confinada en el hogar nos obliga a usar novedosos dispositivos que nos conectan de manera significativa con otros seres humanos, y con inimaginable información vital para nuestra supervivencia, gracias a la magia del livestreaming.
Al mismo tiempo, nuestros niños están viendo que sus dispositivos personales se pueden usar para mucho más que desplazarse sin sentido a través de TikTok o rondas eternas de Fortnite, que cada celular tiene el potencial de ser un dispositivo de aprendizaje que puede iluminar, cautivar y asombrar.
Los flujos turísticos se recuperarán lentamente, pero encontrará un panorama diferente puesto que el paro brusco de las actividades humanas tiene, paradójicamente, un gran beneficiado: el medio ambiente, puesto que el descenso de la cantidad de desplazamientos en vehículos a motor, la disminución de la producción industrial y el consumo se traduce en menos contaminación, aguas más limpias y cielos más claros, dándose un aumento considerable en la calidad del aire debido a las limitaciones del transporte aéreo, marítimo y terrestre.
Entonces es momento de tomar aliento y enfrentar estos nuevos desafíos virando hacia un turismo más sostenible que se basa en la idea de respeto a la población local, al patrimonio cultural y al ambiente, de tal manera que, los viajeros puedan disfrutar de unas vacaciones emocionantes y educativas, pero que a la vez beneficien el destino.
Apenas cese la pandemia, nos encontraremos con una población “hambrienta” de viajar como compensación por el tiempo libre perdido. La difusión de la conciencia sobre el estado actual del planeta trae la esperanza de que por fin nos veamos obligados a realizar un cambio sistemático y nos tomemos en serio nuestra responsabilidad social.
En el negocio del turismo, la falta de tiempo es una de las principales barreras que impide a los profesionales ponerse al día con las estrategias y la sustentabilidad, que es como un salvavidas necesario para navegar de manera segura en las a menudo impredecibles y tormentosas aguas del turismo.
Las diversiones de la vieja escuela que van desde juegos de mesa hasta búsquedas del tesoro, disfraces y escondidas están esperando ser redescubiertas en este preciso momento en que todos estamos presionando el botón de pausa en nuestras vidas.
Poco a poco, desde principios de 2020 la movilización en todo el mundo se ha vuelto cada vez más restringida por el Coronavirus, me es difícil imaginar cómo será viajar después de esta crisis sanitaria mundial. De esta situación puedo rescatar que hemos aprendido que la experiencia y la protección financiera de reservar a través de un agente de viajes vale mucho más que la comisión que se les paga”.