Desde la década de los 90´s, en el que se publica la obra maestra “la quinta disciplina” de Peter Senge, hasta la actualidad aún sigue vigente el pensamiento estratégico en las organizaciones.
A partir de patrones de razonamiento nuevos y más amplios, en las cuales tengan la capacidad de nutrirse las organizaciones con aspiraciones colectivas y la participación de personas, que estén predispuestas a un aprendizaje continuo, logrando capitalizar innovaciones a mayor velocidad que sus rivales, cuyas ideas guardan relación con la concepción de la estrategia.
Senge, identifica hábilmente cinco disciplinas para aprender, que son la base de la organización que aprende. Éstas se inicia a partir de la existencia de una primera disciplina denominada “dominio personal”, es decir, “la disciplina para aclarar y ampliar constantemente nuestra visión personal, para enfocar nuestras energías, para desarrollar la paciencia y para ver la realidad en forma efectiva”, el objetivo es alcanzar un nivel en que la organización y de la persona, desarrollen su plenas capacidades, donde la idea del dominio personal serán generadoras de competencias y éstas deben mantenerse frescas, actualizadas y entusiastas.
Los “modelos mentales”, la segunda disciplina, donde prácticamente “los supuestos profundamente arraigados, las generalizaciones o incluso los cuadros o las imágenes que influyen en nuestra comprensión del mundo y en nuestra forma de actuar”, este se traduce en que los miembros de la organización tomen en cuenta y que interioricen de manera reflexiva que tienen modelos mentales y que deben tener mayor apertura, predisposición y capacidad reflexiva en lograr interpretar con mayor eficiencia los acontecimientos en el mundo.
La tercera disciplina, es la “creación de una visión compartida”, en el que se logre tener “la capacidad para compartir una visión del futuro que queremos producir”. Ésta promueve en lograr mayor participación y un compromiso auténtico en lograr alcanzar resultados bajo una actitud creíble y sostenido.
Ante la disyuntiva de encontrar individuos muy hábiles en las organizaciones, pero que éstas de manera colectiva son un fracaso, se promueve la cuarta disciplina de “aprendizaje en equipo”, en ella enfoca la capacidad de la organización para aprender está limitada por la capacidad de sus equipos para aprender, porque “la unidad de aprendizaje fundamental de las organizaciones modernas son los equipos, y no las personas”. Es evidente para alcanzar este nivel se requiere un constante diálogo y a partir del entendimiento y los objetivos ingresen a pensar de manera conjunta y obtener resultados satisfactorios.
Finalmente, esta deba ser apoyada con la quinta disciplina que lo llama “lógica del sistema”, en el que la idea de que las organizaciones representan patrones enteros compuestos por partes interrelacionados. Éste último es fundamental porque desempeña un rol integrador con la finalidad de constituir un grupo coherente de teorías y prácticas, las cuales deben estar íntegramente conectadas entre la organización y los diversos sistemas.
Fuente:
Senge, P.M. (1990). The fifth discipline: the art and practice of the learning organization. Nueva York; Doubleday/currency).