El recurso hídrico es cada vez más escaso en el mundial, por el uso desmedido y desordenado, así como por efecto de los cambios climáticos que vienen ocurriendo por intervención antropogénica, y nuestro país no es ajeno a ello,
pues notamos que cada vez el agua escasea en las ciudades y en el campo hay conflictos en el uso de agua para riego, y no vemos que las autoridades nacionales, regionales ni locales tomen alguna decisión para cambiar esta situación.
De acuerdo a la ley 30048 del MINAGRI claramente entre sus lineamientos de política nacional dice que se promueve y es responsable de una mejor gestión del agua, sin embargo, no se ve alguna decisión en por ejemplo el de incrementar los cuerpos o espejos de agua con represamientos en las microcuencas o quebradas que en tiempos de lluvia se activan y son ríos, igualmente la reforestación en las cuencas y microcuencas, nada de ello se nota en estos tiempos por ninguno de los 3 niveles de gobierno.
En tiempos antiguos nuestros antepasados realizaban una muy buena gestión del agua en sintonía con la Pachamama, porque ellos establecieron un modelo de vida basado en una agricultura ecológica sustentable y en armonía con el medio ambiente y de complementariedad reciproca y que hasta la actualidad en nuestros andes peruanos siguen siendo la base de la cultura andina, en la cual el agua es de vital importancia.
Una de las herencias que nos legaron nuestros hermanos de aquel entonces es la estrategia que permite a nuestro país para enfrentar con buenos resultados al cambio climático y la escasez de agua para la actividad agrícola y el consumo humano, es la siembra y cosecha de agua, que es una de las mejores acciones de la cultura en al manejo eficiente del agua, costumbres ancestrales que permitieron a través del tiempo garantizar la sostenibilidad agrícola.
Con ello, aparecen nuevos manantiales denominados puquios como efecto del almacenamiento del agua de lluvia con infraestructuras como las zanjas de infiltración, terrazas de absorción, establecimiento de plantaciones en las cabeceras de cuencas hidrográficas donde nacen los ríos, entre otros.
Además realizan el mantenimiento de los puquiales y lagunas en cada año agrícola con la limpieza de residuos o sedimentos acumulados en dichos lugares, todo ello es complementado con ceremonias y reconocimiento a la madre naturaleza, en donde la ceremonia central es la ofrenda al manantial o puquio celebrada en fechas especiales.
Del mismo modo, la reforestación de todos los terrenos eriazos en las zonas altoandinas, con participación de la población comunal, garantizan la disponibilidad de agua a través del manejo y cuidado de los manantiales o puquios con la motivación de las buenas prácticas agronómicas y del agua, todo ello fueron valorados por las culturas ancestrales como Chavín, Nazca, Mochica, Chimú entre otras.
Quienes lograron la mayor eficiencia con obras de ingeniería hidráulica que en la actualidad asombran al mundo entero por que hasta la fecha funcionan perfectamente estas infraestructuras incaicas, con lo cual abastecían de agua y alimentos a la población sin restricción alguna, dándole la sostenibilidad y la provisión de alimentos en la cantidad necesaria.
es necesario , primordial, urgente la siembra de agua en nuestra región, en las provincias de Ayacucho las siembras son únicamente gracias a las lluvias; sin estos es nula la cosecha de cualquier cultivo; por lo cual es necesario, urgente y primordial que promuevan proyectos en la cosecha de agua. Con esta cosecha podemos cultivar en cualquier época del año al menos cultivos resistentes a las heladas.
¿ No tendremos presupuesto para estos proyectos? pero para presupuestos pequeños tenemos a plásticos (geomenbrana), que vienen en varias especificaciones; que estos deben ser instalados en las zonas estratégicas de cada provincia, distrito, comunidad, caserío, barrio; y de esta manera podemos maximizar la producción de alimentos y combatir el hambre, la anemia y así generar un poco de economía a los pobladores de zonas alto andinas de Ayacucho y del pais.