Se ha hablado mucho sobre la inmunidad que puede adquirir una persona que ha logrado vencer al COVID-19, pero el investigador principal de la Fundación Ciencia & Vida,
Dr. Álvaro Lladser solo estima tres meses de inmunidad, entonces ¿qué desafíos plantea el que esa inmunidad sea más baja de lo que se esperaba? Al comienzo de esta pandemia se hablaba de la inmunidad de rebaño, esta idea de irnos enfermando todos progresivamente para ir generando en conjunto inmunidad frente a la enfermedad del coronavirus, pero con este umbral de solo tres meses, imagino que pensar en una inmunidad de rebaño es algo muy complejo, y ciertamente es muy difícil alcanzar una inmunidad de rebaño ante una infección como la que está ocurriendo,
la inmunidad de rebaño es un concepto que se aplica principalmente cuando la población está vacunada para contrarrestar algún patógeno y por lo tanto aquellas personas que son susceptibles y que no han podido vacunarse están en mayor riesgo pero a la vez están protegidas, ya que ante un evento esporádico de la aparición del virus, la mayor cantidad de personas que están inmunes no transmiten el virus a sus cercanos, por lo tanto es una forma de cómo nos defendemos en forma comunitaria;
sin embargo, en una pandemia es muy difícil hablar de esto; si hacemos cálculos para poder alcanzar ese nivel de inmunidad de rebaño necesitamos por lo menos un 60% de personas que sean inmunes, además cuando hay tantos eventos de infección es muy difícil, incluso habiendo un 80% de inmunidad colectiva, ya que el virus está circulando de forma mucho más frecuente.
Mientras tanto, el gobierno de Gran Bretaña planteó una estrategia en cuatro fases para detener el avance del SARS-CoV-2, siendo la primera fase denominada de contención, aislando a los primeros casos, buscando a los contactos y manteniendo su cuarentena, similar a la del resto de países.
La segunda fase, denominada de retardo, es la que resulta radicalmente diferente a lo decidido en otras naciones del mundo y contraria a las recomendaciones de la OMS, pues consiste en proteger a los más vulnerables (ancianos y enfermos crónicos) dejando que este virus se propague por el resto de la población británica, con el objetivo de que se infecte un número suficiente de personas para adquirir la llamada inmunidad de rebaño, pero viendo los resultados desastrosos, las autoridades han desestimado esta fase y empezarán a tomar medidas similares al resto de países como el cierre de los colegios sucedido recientemente.
Los pacientes asintomáticos generan una respuesta menor, es decir generan anticuerpos neutralizantes en menor cantidad frente al síndrome respiratorio agudo grave, mientras que un paciente que se enfermó de manera sintomática va a tener mejor resistencia, en caso de volver a contagiarse. Nuestro sistema inmune tiene dos ramas muy importantes para defendernos de este virus: mediante los anticuerpos que son útiles para neutralizar los virus que andan circulando y mediante los linfocitos T que pueden llegar a las células que están produciendo los virus.