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El Perú es un destino turístico por excelencia ya que cuenta con una variedad de lugares turísticos capaz de satisfacer las necesidades y expectativas de los visitantes, por ello, el año pasado recibió cerca de 4.4 millones de turistas en Lima, Cusco, Tacna, Puno y Arequipa.
El turismo representa el 3.6% del PBI nacional por lo cual esta pandemia, que está ocasionando una considerable reducción del flujo de turistas europeos y americanos a toda la región Latinoamericana, trae consigo una severa desaceleración para este sector, tras un constante crecimiento desde hace más de 20 años como lo afirma el Programa de las Naciones Unidas.
Actualmente, teniendo un escenario de salubridad muy complejo a nivel mundial, en nuestro país se ha suscitado un panorama político que ha ocasionado desestabilidad y desasosiego a la nación debido a la vacancia presidencial, fue el 9 de noviembre que el Congreso de la República destituyó a Martín Vizcarra como presidente de Perú tras ser aprobada una moción de vacancia por incapacidad moral.
El gobierno interino, en sus primeros días, ha reaccionado a las imputaciones. En primer lugar, mediante su primer Decreto Supremo ha confirmado el calendario electoral, y el premier Ántero Flores y la ministra de Justicia Delia Muñoz han rechazado la amnistía a Humala. El nuevo ministro de Salud, Abel Salinas, ha anunciado correctivos en la detección de contagios del Covid-19. Sin embargo, no gozan de credibilidad ante la opinión pública.
De hecho, corren el riesgo de no mantenerse en el poder, porque cuando tengan que solicitar la Confianza del Pleno congresal, éste podría no otorgársela.
Y esto último, porque la composición del gabinete Flores-Aráoz no terminó siendo la consagración de una “repartija” (un acuerdo de la supuesta “coalición vacadora” o destituyente), sino el resultado de una combinación azarosa de congresistas con intereses particulares (algunos, sin duda, con negocios turbios) y de representantes amateurs, dominados por la ingenuidad (absolutos debutantes políticos que se estrenan en el Congreso Nacional).
De hecho, varios congresistas “vacadores” ya se sienten “traicionados” por la conformación conservadora del gabinete y han anunciado su voto en contra de dicha confianza; incluso, han salido a las calles a protestar (CIPER, 2020).
En medio de todo lo mencionado, la actividad turística corre el riesgo de no lograr su proceso de recuperación, de la misma forma que las demás actividades económicas; en turismo el impacto sociopolítico influye a gran escala porque las reacciones del pueblo son expresadas en las calles a vista y paciencia de todos, es probable que perdamos muchas inversiones y de cara al mundo no existe una buena carta de presentación, por lo que dicho en otras palabras, no vendemos seguridad ni protección como destino.
Realmente hay mucho por seguir trabajando, pero sobretodo se debe priorizar las necesidades de los peruanos, el Estado debería demostrar mayor efectividad en la prestación de servicios públicos y generar planes de protección, así como proveer una mejor infraestructura de conectividad, lograr que la economía se estabilice, promover una prosperidad compartida y brindar a sus ciudadanos protección contra los remezones, ya sea de índole generalizada o individual.