La tradición andina, siempre ha incluido al zorro en sus cuentos, considerándolo un personaje hábil, provocador, curioso, pillo e inteligente, que opera entre el cielo y la tierra, transmitiendo conocimientos del medio ambiente, sabiduría y cultura.
“Atuqcha Run Run”, se ha ganado el cariño de todo el Perú, su historia ha sobrepasado fronteras; lo confundieron con un “perrito de raza”, lo compraron en el mercado, lo alimentaron con pollo a la brasa y lo pasearon como mascota por los cerros de Comas en la capital.
Agotó la paciencia de sus vecinos humanos, cuando empezó a robar cuyes y gallinas, generó preocupación por sus huías y angustia al no saber si comía. El zorrito andino de rasgos rojizos, es una de las especies más distribuidas en el Perú por su fácil adaptación a distintos tipos de clima, desde lugares frígidos hasta calurosas costas. Es solitario y llega a ser adulto al año de edad.
Se entiende que, en la Ley de Protección y Bienestar Animal, se protege a todos los animales incluyendo los silvestres, que no deben ser mantenidos en cautiverio como mascotas; además proponen sanciones para los inescrupulosos que imparten esta práctica y promueven su venta.
Se observa con repudio el tráfico ilegal de animales silvestres; a pesar de que la responsabilidad se centra en seres humanos que sienten satisfacción al criar papagayos, loros, canarios, culebras, monos, pumas, etc. y en aquellos otros que observan con admiración y silencio.
Run Run ya está en el Parque de las Leyendas, dando vueltas en círculo, alrededor de un árbol, sus ojos tristes reflejan el sometimiento ¿es esa la justicia de los hombres? para algunos bien, por alejarlo del peligro de la cuidad, para otros mal por alejarlo de su habitad natural.
Es momento de reflexión, se puede evitar situaciones parecidas a la de este zorrito, las leyes existen, solo hay que aplicarlas e impulsarlas con las denuncias a estos delincuentes de la naturaleza, todavía no se ha hecho justicia querido Run Run.