La revista Science en su volumen 370, publicó el artículo de investigación “Autoantibodies against type I IFNs in patients with life-threatening COVID-19”, en donde se desarrolló un seguimiento a pacientes con COVID-19, encontrándose que hasta un 10% de los pacientes que desarrollaron neumonía grave tenían anticuerpos contra el interferón.
Los interferones son un grupo de proteínas que reciben este nombre por su capacidad de interferir con la replicación del virus en el cuerpo. Estás moléculas son secretadas por las células ante la presencia de patógenos como bacterias, virus o parásitos, para “avisar” de que llevó un virus al cuerpo.
Estos anticuerpos también se buscaron en personas con tipos leves de COVID-19, encontrándose que ninguno de los 663 pacientes asintomáticos o con síntomas leves contaban con estos anticuerpos, y en personas sanas solo cuatro de los 1227 contaban con estos anticuerpos contra el interferón. Es de resaltar que estos anticuerpos fueron mucho más comunes en los hombres, pues 95 de los 101 pacientes eran hombres, es decir un 94%.
Estos anticuerpos son más comunes en los hombres, lo que podría explicar por qué suelen cursar con una enfermedad más grave, y por qué hay más defunciones de ellos, y podría funcionar como un tratamiento, buscando dar interferón a los pacientes que no puedan ser atacados por estos autoanticuerpos o potencialmente hacer una plasmaféresis, un tratamiento que podría remover temporalmente estos anticuerpos de la sangre.
Los interferones resultan esenciales para el combate de nuevos virus con los que el cuerpo se encuentra y que nunca antes ha sido expuesto. Es una especie de alarma que avisa al cuerpo que hay algo mal con una célula. Si esta alarma se suprime, entonces la replicación avanza más tiempo sin ningún mecanismo que la frene.
Las enfermedades autoinmunes son mucho más frecuentes en las mujeres, una explicación potencial es que estos genes se encuentran en el cromosoma X, como sabemos ellas tienen un par, por lo que si un gen está defectuoso tienen otra copia para sustituirlo, mientras que los hombres solo tenemos un cromosoma X,
por lo que no contamos con una suerte de seguridad en el caso de contar con un gen defectuoso, además de estos factores sucede que los hombres somos menos proclives a utilizar la mascarilla en lugares públicos, incluso en el caso de la obesidad que es considerado factor de riesgo para padecer el COVID-19 más grave, parece irle peor a los hombres obesos que a las mujeres obesas.
Las mujeres parecen fallecer menos y tener cursos más cortos de la enfermedad, llegan a sufrir más secuelas después de padecer con el SARS-CoV-2.
Finalmente, otro factor importante es la carga viral, básicamente entre más alta sea esta carga viral hay peores desenlaces para los pacientes, esto resalta la importancia del uso de los cubrebocas, y por qué puede funcionar como una especie de “vacuna”, ya que su uso disminuye la emisión de microgotas, lo que inherentemente reduce la carga viral tanto de quien las emite como de quien las inhala.