La inclusión financiera contribuye al desarrollo estable de un sistema financiero a través de diversos mecanismos, entre los que destacan: una mayor participación de la población en el sistema financiero que genere una base de depósitos sostenida y reduzca la dependencia de mercados financieros internacionales;
implica el uso de productos y servicios financieros, en búsqueda del bienestar de la población, el crecimiento económico y la reducción de la informalidad.
El logro de financiación e inclusión financiera se ha identificado como un factor clave en la sociedad moderna. Proporciona la seguridad económica básica de la familia y es fundamental para que estas salgan de la pobreza.
El acceso a productos y servicios financieros adecuados permite a las personas ahorrar sus excedentes de capital, permitiendo ahorros para educación, por ejemplo, actividades generadoras de ingresos, acumulación de activos e inversiones, una administración de calidad de los recursos económicos del hogar en el tiempo, y los seguros que refuerzan la estabilidad, permitiendo resistir ante casos fortuitos u otros hechos de fuerza mayor.
La informalidad de los empleos con ingresos no regulares, no registrados se convierte en el mayor reto para las instituciones financieras, impidiendo prestar estos servicios a un amplio sector de la sociedad. La inclusión financiera favorece a las empresas por el fortalecimiento de sus inversiones en tecnología de punta, capital humano y otros.
El dinero moderno está asociado al bienestar por excelencia. La inclusión financiera es fundamental, ya que, al aumentar la posibilidad de su acceso a toda la población, los servicios financieros se convierten en una herramienta eficaz que ayuda a reducir la pobreza y disminuir la desigualdad.
Aunque la definición de inclusión financiera ha sido cambiante, varios autores aceptan que el acceso a los distintos servicios e instrumentos como el ahorro, el crédito, las pensiones y los seguros más allá de las transacciones financieras son un apoyo social esencial para el individuo, que conduce a múltiples impactos transformadores en las vidas.
El enfoque en la inclusión financiera es transversal a los distintos Objetivos de Desarrollo Sostenible donde figura como prominente y facilitadora de ocho de los diecisiete objetivos de desarrollo, incluyendo: erradicación de la pobreza; acabar con el hambre mediante la consecución de la seguridad alimentaria y el fomento de la agricultura sostenible; salud y bienestar; igualdad de género y empoderamiento económico de las mujeres; crecimiento económico y empleo; apoyo a la industria, la innovación y las infraestructuras; reducir la desigualdad; y fortalecer los medios de ejecución fomentando un mayor ahorro para la inversión y consumo.
El Estado Peruano debe robustecer los servicios financieros inclusivos para garantizar la seguridad social, que identifica como un derecho humano, la reducción y prevención de la pobreza, así como su vulnerabilidad.