Fuente: Prisma
Juan Quispe Rodríguez
jquispe@unah.edu.pe

La agricultura en nuestro país es altamente riesgosa por el efecto de las variables climáticas, sobre todo en la zona de sierra o más conocida la zona andina en donde la vulnerabilidad por las variaciones y cambios del clima se notan en cada campaña agrícola realizada por los agricultores de la agricultura familiar,


sumándose a ello el poco apoyo de las entidades gubernamentales que prácticamente los tiene abandonado a su suerte, a pesar que este sector agrícola es responsable de abastecer la demanda nacional en más del 85%.

A nivel mundial y según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la producción agrícola estará probablemente amenazada en muchas regiones y países, lo cual afectará adversamente la seguridad alimentaria y agravará la desnutrición.

En América Latina, el número de personas que estarán adicionalmente bajo riesgo de padecer hambre probablemente alcanzará entre 5, 26 y 85 millones en 2020, 2050 y 2080 respectivamente (Aguilar, 2013).

El efecto de las variables climáticas como la temperatura y la humedad son muy importantes en la producción de cultivos, porque afectan en la velocidad de crecimiento en sus diferentes fases fenológicas, así como en el desarrollo del área foliar, tallos y otros componentes, esto se puede apreciar con más amplitud en las siembras realizadas en alturas de 3300msnm. (valle del Mantaro).

Las siembras realizadas en una doble campaña de producción, es decir en la obtención de dos cosechas al año, es más las variables de temperatura y humedad relativa son muy útiles y necesarios en los cálculos de demanda de agua de los cultivos para la programación adecuada de los riegos en los diferentes ámbitos.

La variabilidad del clima se expresa a través del incremento en cantidad e intensidad de eventos como sequías, lluvias y huracanes, que tienen consecuencias importantes para la población, principalmente en poblaciones vulnerables de áreas rurales caracterizadas por la dependencia de la agricultura familiar como primer eslabón de la población económicamente activa.


Otro efecto es la disminución de la producción, cadena de suministro, comercio, inversiones hasta relaciones políticas a nivel territorial lo que conlleva a asegurar que el cambio climático es una amenaza constante para el crecimiento económico de los pueblos, la seguridad alimentaria y situaciones adversas para la sociedad.


Fuente: EFEverde

Como ejemplo de dichos eventos tenemos que las bajas temperaturas expresadas en los meses de abril a julio en las que llegan aproximadamente hasta los 3 a 4 grados bajo cero, se puede notar que en cultivos tolerantes a las heladas como las habas tienen un retraso en su crecimiento normal.

Sin embargo, produce más macollos, por lo tanto el rendimiento es mayor hasta en un 50 a 80% más de lo que normalmente se obtiene en campaña grande, lo mismo sucede con los cultivos de cebada y trigo, cereales que toleran bien las bajas temperaturas en los meses antes mencionados, la desventaja es que aumentan su periodo vegetativo en un rango de 15 a 45 días, dependiendo de la variedad, los suelos y la disponibilidad del agua de riego.

Finalmente, es cierto que algunas investigaciones mencionan que la producción disminuye sobre la base del rendimiento promedio de los cultivos, por efecto del aumento de temperatura que ocasiona la presencia de plagas llegando a tener pérdida hasta del 20 a 30%.

Entonces, la humedad también es muy importante para contrarrestar el efecto de las heladas, porque es un control indirecto por cuanto la planta si dispone agua suficiente, el efecto de las bajas temperaturas es de menor riesgo para el cultivo y así se asegurará las cosechas.

 

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