En el ámbito empresarial, estos dos términos, en varias ocasiones causan confusión, al ser dos conceptos muy relacionados, y a la vez importantes en su aplicación y la exactitud en poner en relieve la dirección correcta.
Es necesario analizar en principio, el término de “estrategia”. Éste tiene sus orígenes en las raíces militares, viene del vocablo griego “strategos” que significa “un general”, en un contexto amplio significa “planificar la destrucción de los enemigos en razón del uso eficaz de los recursos”. El estratega, ante la presencia de un conflicto, creaba y desarrollaba, las estrategias adecuadas, para enfrentar a sus eventuales oponentes.
Es evidente, en los ambientes empresariales va más allá de lo militar y se enfoca en alcanzar competitividad, donde una estrategia está racionalmente planificada, determinada de metas y objetivos, distribuye adecuadamente sus recursos y tiene un plan de acción que ponga en práctica todo lo descrito.
Henry Mintzberg, uno de los grandes conocedores y famosos autores del management define la estrategia como el “patrón de una serie de acciones que ocurren en el tiempo”, y a la vez reflexiona y concibe la estrategia en el contraste del análisis y acción, como algo fundamentado en las intenciones estratégicas. No obstante, es posible concebir la estrategia como una serie convergente de las medidas que ha tomado la empresa.
En cambio, la “táctica” se refiere a un “conjunto de acciones con el fin de cumplir los objetivos específicos que están contemplados dentro de la estrategia, éstas son puntuales y tienen una meta delimitada”. Habitualmente, las estrategias están presentes en todos los niveles, desde la participación de grandes organizaciones como el gobierno hasta los negocios. Entonces, cabe preguntarse si las estrategias existen en todos los niveles, ¿en qué difieren éstas de las tácticas?, estas últimas surgen en cualquier nivel.
Son los realineamientos de corta duración, ajustables y asumen la acción y la interacción que las fuerzas contrarias usan para lograr metas específicas después de contacto inicial. La estrategia define una base continua para enfocar esos ajustes hacia propósitos más ampliamente concebidos.
El comportamiento de una estrategia legítima, es por lo general necesaria cuando las acciones potenciales o las respuestas de un contrincante inteligente pueden afectar de manera sustancial el resultado deseado, independientemente de la naturaleza global de las actividades propias de la empresa.
Las estrategias son emprendidas en la mayoría de los casos en el más alto nivel de las organizaciones competitivas, en la cual, se proyecta hacia un resultado a posteriori claramente definido y decisorio.
No obstante, éstos términos están intrínsecamente interrelacionados y son fundamentales en el proceso en encaminar hacia los objetivos y son auditables, con la rigurosidad de exige en las actividades propias hacia un logro mayor. Mas allá de lo que representa ejerce compromisos de los actores en permitir dinamizar y encaminar hacia los resultados.
Las organizaciones siguen estos patrones y conllevan a una integración general sobre la ruta de las estrategias y visualizan en el afán de alcanzar niveles de competencia.