Todo hace indicar, que el inquilino de la casa de Pizarro será Francisco Sagasti, quien tendrá que asumir en los próximos 8 meses, un gobierno de transición de cara hacia la próxima elección presidencial.
Mas allá de este objetivo, tendrá una labor urgente en la elección de los titulares de los pliegos ministeriales, quienes deberán de representar a una amplia base y que posterior a su juramentación, deberán de empaparse de lleno al sector que representan, tomando decisiones en el plazo más breve y evitando que la curva de aprendizaje sea mayor.
Por los antecedentes de Sagasti, quien tendrá la ardua labor de superar la crisis política, económica y social en el país, posee una larga trayectoria profesional durante sus 76 años de vida, quien en opinión de muchos entendidos al parecer tiene las mejores posibilidades de establecer puentes conducentes a perfilar mejor la situación que se vive actualmente, dentro de su experiencia profesional ha sido investigador en temas de formulación de políticas en el campo de la ciencia, tecnología y desarrollo.
Desempeñó diversas funciones en el ámbito público y privado, participó en el Banco Mundial a través de la división de planeamiento estratégico, sucesor principal de los departamentos de evaluación de políticas y relaciones externas, congresista, profesor universitario de las prestigiosas universidades, editor de libros y artículos académicos.
Sin duda, estos laureles que le acompaña en su hoja de vida, deberán cumplir con las expectativas de tomar las riendas del país, en un momento de difícil situación, generada por las malas decisiones del congreso, que prácticamente pusieron en vilo a toda una nación, cansada de la clase política que ha perdido credibilidad.
Esperemos, que su último mensaje emitido, no quede sólo en palabras y que su ideal de unificación en el país, sea concretizado con las acciones conducentes hacia la próxima elección presidencial en el bicentenario.
Deberá de asumir grandes retos que actualmente están presentes, desde la consolidación de la economía, recuperación de los empleos, sortear la caída de las proyecciones del PBI, afrontar con éxito la problemática que aun latente de la pandemia del covid-19, promover transparencia institucional, evitar malas prácticas, generar confianza y liderazgo.
Además, dar la tranquilidad a los mercados, toda vez que el manejo de la incertidumbre a nivel de riesgo país, no se ha movido como se especulaba, según el último reporte de la del banco de inversión JP Morgan hasta el presente el Perú alcanzó los 1.19 puntos porcentuales, siendo el país con más bajo índice de la región a pesar de presentarse los acontecimientos políticos ya conocidos.
El país espera salir de la crisis y quienes asuman el poder en este momento, tienen la ardua labor de proyectar entendimiento de la situación actual y saberse ubicar, al ser un gobierno interino, ésta no deba promover grandes cambios estructurales, sino que debe ejercer todo lo necesario a fin de que la sociedad en su conjunto puede elegir libremente a sus futuros representantes.