El cambio es inminente

Los diversos acontecimientos que se presentan en el mundo de los negocios, exigen a las empresas tener la capacidad suficiente de dar respuesta y en muchos de los casos sujetarse a los cambios que se presentan en el ella, este es una realidad inminente, si se desea prosperar, caso contrario se arriesga en la propia sobrevivencia.

Analizar el entorno es fundamental y necesario, diversas empresas han tenido experiencias desagradables cuando no tomaron la debida importancia y actuaron soslayadamente.

Las organizaciones deben entender que el cambio es continuo, sino se logra entender este concepto básico se tendrá serias dificultades a la hora de afrontar mayores retos y exigencias que exige un mundo competitivo.

Mas allá de los conceptos, se debe de plasmar en planes y acciones, debidamente definidas y orientadas a alcanzar los objetivos estratégicos, en cuyas funciones recae en la alta dirección, quienes tendrán la responsabilidad y la labor de trazar y llevar por el cause correcto o tener la capacidad suficiente de virar en caso de presentarse dificultades.

Este cambio de timonel, se dará con mayor eficacia, si realmente se compromete la alta dirección y promueva un lenguaje claro y conciso a la hora de abordar problemáticas presentes en el entorno.

Analizar con detenimiento cada uno de ellos, permitirá conocer de cerca situaciones no controlables y en mucho de los casos tengan un alto grado de efecto que pueda generar pérdidas económicas u otras en cambio serán predecibles y puedan manejarse mediante una administración inteligente.

Entonces, ¿cómo responder ante la crisis?, en los estudios realizados de Starbuck, Greve y Hedberg, hacen hincapié que los periodos de mucho éxito pueden hacer que las empresas creen programas que reducen la sensibilidad a sus ambientes. También afirman que los mismos procesos que conducen al éxito son los que siembran las semillas del fracaso.

Las crisis son tan difíciles de manejar cuando se ha desatado, que la mejor manera de “responder” a ellas es evadiéndolas, y los autores presentan varias sugerencias para hacerlo. La primera consiste en evitar los excesos, sobre todo el exceso de racionalidad. La segunda es estar dispuesto a reemplazar a los mandos altos, sobre todo si estos no son capaces de ver que se necesitan cambios drásticos.

La tercera es tener conciencia que las hipótesis implícitas, propias, de cuestionarlas en la medida de lo posible. La cuarta es que las empresas deban experimentar con carteras de cosas nuevas, mientras todavía son opulentas; cuando están en crisis, quizá no haya recursos disponibles.

Las empresas que comprenden bien sus entornos y logren adaptarse a ellos lograrán prosperar; en caso contrario afrontarán periodos de crisis, muchas de las empresas que en un momento fueron líderes aprendieron esa lección de manera amarga, es necesario contar con los pilares necesarios para su sostenimiento y fortaleza.