“No se pueden resolver los problemas con los mismos pensamientos que se usaron para crearlos.”- A. Einstein.
El Banco Interamericano de Desarrollo – BID describe a la economía naranja como el conjunto de actividades que de modo encadenado permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad.
El surgimiento de esta economía ha permitido desde su aparición, generar empleo a más de 29,5 millones de trabajadores. La economía naranja es positiva ya que genera valor y riquezas, genera nuevos puestos de empleo, así como también, genera impacto social. Vale agregar que, según las últimas cifras del BID, la economía naranja representa aproximadamente el 7% del PBI Mundial.
Con el paso del tiempo, el avance de la tecnología y los procesos cada vez más novedosos en diversos sectores económicos, se hizo necesario analizar el planteamiento de nuevos desafíos y empezaron a desarrollar ideas desde una perspectiva diferente. De esa manera, empezaron a surgir diferentes emprendimientos que partían de nuevos enfoques con la finalidad de innovar.
Los emprendimientos que fueron abriéndose camino eran capaces de adaptarse, transformarse y formarse a partir de equipos multidisciplinarios que les permitieron ofrecer una solución diferente, incluso en campos donde la innovación se creía impensable.
El desarrollo de la economía naranja, está enmarcado en las habilidades de quienes aspiren a puestos laborales dentro de aquella, tienen que seguir evolucionando o transformándose, así la creatividad, será uno de los talentos que tendrá mayor valor. Habilidades como el manejo de personas y la flexibilidad cognitiva también serán necesarias en el perfil de los nuevos profesionales.
Se puede comprender y relacionar a la economía naranja con la cultura, la creatividad y la identidad por ser áreas que se representan en dicho color y es lo más cercano a identificar estas manifestaciones. Dicho en otras palabras, implica convertir el talento en dinero a través de proyectos que conviertan las ideas en acciones productivas, fomentando la creatividad, las habilidades y el ingenio de los emprendedores.
El campo del sector turístico, también considera un concepto denominado turismo naranja, que hace referencia a un turismo sostenible que genera desarrollo cultural, económico y social a partir de la gestión turística responsable del patrimonio cultural, la producción artística y las industrias culturales y creativas. Teniendo como ejemplos nacionales y ya reconocidas como ciudades creativas, Arequipa y Ayacucho.
El turismo naranja es un articulador y potenciador de la economía naranja, la economía cultural y creativa, contribuyendo a generar oportunidades para la comunidad local a partir de su identidad y mediante la configuración de destinos naranja, territorios o clusters turísticos con identidad cultural.
Son muchos los retos a futuro, como la elaboración de proyectos con una alta dosis de imaginación fuera de los modelos ya existentes. Sobre todo, en medio de la pandemia mundial que está dejando estragos en la economía, es importante analizar las decisiones que establecerán la hoja de ruta para un desarrollo post COVID 19 de largo aliento y que debe contar con aliados estratégicos adecuados.