A puertas de nuestras elecciones presidenciales, los políticos hicieron sus campañas proselitistas confiados en que los espacios al aire libre permiten el flujo de aire y su ventilación,
reduciendo a la vez el aire reciclado, lo que minimiza el riesgo teórico de transmisión de aerosoles a través de gotitas respiratorias más pequeñas, ya que, si bien es cierto que la propagación de aerosoles en entornos comunitarios es controvertida.
Investigaciones recientes sugieren que el aire reciclado en interiores puede propagar el SARS-CoV-2, de tal manera que en áreas con poca ventilación, las gotitas en aerosol tienen la capacidad de permanecer más tiempo antes de ser inhaladas o caer a una superficie, lo que podría resultar en la transmisión de agentes patógenos, sumándose a ello que en ambientes cerrados, la baja humedad, el aire acondicionado y la luz ultravioleta baja pueden contribuir a una mayor supervivencia de las partículas virales (1).
Los días soleados y con viento están afectando la calidad del aire de la ciudad, ya que favorecen la dispersión de los contaminantes, por el contrario, los días lluviosos causan un efecto de “lavado” del aire, puesto que arrastran los contaminantes al agua.
En esta actual pandemia, quienes viven en zonas rurales tienen el consuelo de gozar de ambientes al aire libre que generalmente tienen menos superficies de alto contacto para albergar el virus, además de la luz ultravioleta, presente en el exterior debido a la luz solar que reduce diez veces la supervivencia del virus en las superficies.
La transmisión del coronavirus al aire libre es menor que en interiores, pero no imposible puesto que las reuniones al aire libre de alta densidad, particularmente con un uso menor de mascarillas, pueden conducir a tasas de transmisión más altas (2).
Nadie se queda fuera de esta problemática, dado que cada día respiramos 21.000 veces y entre 7.200 y 8.600 litros de aire entran a nuestros pulmones.
La prevalencia de la COVID-19 para los trabajadores agropecuarios es de dos a tres veces mayor que la tasa para los trabajadores de todas las demás industrias, es así que, la experiencia de los trabajadores agrícolas sugiere que las condiciones de trabajo en lugares hacinados pueden ser un factor de riesgo sustancial para la transmisión de la enfermedad por coronavirus.
Ciertamente hay pocos datos que examinen cómo se propagan las gotas respiratorias al aire libre, como qué tan lejos viajan al correr, andar en bicicleta o durante diferentes condiciones de viento.
Se necesita una mejor comprensión de cómo se transmite el SARS-CoV-2 al aire libre para informar políticas sólidas que concilien algunas normas de permanencia en determinados lugares que brindan beneficios para la salud asociados con el tiempo que se pasa al aire libre (3).
En conclusión, se debe fomentar el traslado de actividades esenciales al aire libre, con las medidas adecuadas de enmascaramiento y distanciamiento social, dado que la transmisión aún puede ocurrir al aire libre.
REFERENCIAS
- Willem, L., Van Kerckhove, K., Chao, D., Gallinas, N., Beutels, P. ¿Un buen día para una infección? Condiciones climáticas y patrones de contacto social relevantes para la transmisión de la influenza. Más uno. 7: e48695. 2012.
- Kanzawa, M., Spindler, H., Anglemyer, A., Rutherford, G. ¿La enfermedad del coronavirus 2019 se volverá estacional? J Infect Dis. 222:719-21. 2020.
- Lu, J., Gu J, Gu, J., Brote de COVID-19 asociado con aire acondicionado en restaurante, Guangzhou, China, 2020. Emerg Infect Dis. 26:1628-31. 2020.