Las naciones que más crecen —y que más reducen la pobreza— son las que producen innovaciones tecnológicas. Hoy en día, la prosperidad de los países depende cada vez menos de sus recursos naturales y cada vez más de sus sistemas educativos, sus científicos y sus innovadores.
Los países más exitosos no son los que tienen más petróleo, o más reservas de agua, o más cobre o soya, sino los que desarrollan las mejores mentes y exportan productos con mayor valor agregado. Un programa de computación exitoso, o un nuevo medicamento, o un diseño de ropa novedoso valen más que toneladas de materias primas (Andrés Oppenheimer, “Crear o Morir”, 2014).
De acuerdo a la Real Academia Española, creatividad significa, facultad de crear o capacidad de creación. Por lo tanto, un proceso creativo es el conjunto de etapas o fases que se desarrollan para poner en práctica la creatividad con el objetivo de resolver un problema o iniciar un proyecto, por ejemplo. Dentro del proceso creativo pueden aparecer nuevas ideas o bien configurarse otras basadas en elementos ya existentes.
En el campo educativo es importante proporcionar a los alumnos un medio estimulante en el cual se favorezca el autodescubrimiento de habilidades creativas en el proceso de enseñanza aprendizaje logrando que el alumno tenga el interés de aprender de una manera creativa y original. En este contexto, es importante la motivación del docente para generar y encaminar las iniciativas de creatividad de los estudiantes.
Las cuatro características más importantes del pensamiento creativo (Torrance, 1995) son: fluidez, flexibilidad, originalidad y elaboración. La primera característica se refiere a la capacidad de generar una cantidad considerable de ideas o respuestas a planteamientos establecidos.
De acuerdo con un reciente estudio realizado por la OEA y el BID, en un lapso de pocos meses hemos experimentado un proceso de aceleración de la transformación digital que se había previsto que ocurriría recién en tres años.
A su vez, este desarrollo de las nuevas tecnologías ha provocado que las habilidades blandas sean cada vez más importantes, debido a que son precisamente las competencias que los robots no pueden automatizar: en especial la creatividad.
Es evidente, entonces, que la creatividad se ha convertido en una de las habilidades más demandadas en la actualidad y las compañías están en la búsqueda de profesionales que usen y exploten su creatividad para dar soluciones y contribuir a las mejoras y optimización de los procesos.
De acuerdo al diario Gestión (23-09-2021), los empleadores en el Perú registran entre 53% y 55% de dificultad para hallar profesionales con las habilidades necesarias, según el estudio Escasez de Talento 2020, realizado por Manpower Group, fomentar la creatividad es clave para el desarrollo del país. Por lo tanto, amerita sugerir cuatro consejos, para coadyuvar en la solución de los problemas de nuestra sociedad y el desarrollo de nuestro país:
- Flexibilidad y adaptación al cambio.
- Potenciar las habilidades creativas.
- Aprendizaje continuo.
- Competencias digitales
De todo lo vertido, podemos concluir que es impostergable fomentar la cultura de la creatividad como un hábito inherente en el proceso de enseñanza aprendizaje de los estudiantes en todos los niveles orientado hacia una mejor competitividad. Del mismo modo, inculcar la creatividad en las instituciones públicas y privadas para dar solución a muchos problemas sociales, económicos y de otra índole que aqueja a nuestro país.
Bibliografía consultada:
- Oppenheimer, Andrés (2,014). Crear o Morir – Primera Edición Digital Vitage Español, pdf.– Estados Unidos de América.
- Stiegler, Karen (2,021). Creatividad: factor clave para el desarrollo del país – Diario Gestión, Lima – Perú.