Este último fin de semana, el único equipo que representa a nuestra región a nivel profesional, Ayacucho Fútbol Club, perdió la categoría, frente a su similar Club Deportivo Unión Comercio. Esto ya se pronosticaba hace muchos meses atrás, puesto que solo faltaba concretarse.
Desde los primeros partidos del año, Ayacucho FC presentaba ciertas deficiencias en el arco y defensa, carencia de talentos en mediocampo y delantera sin goles.
Es de entero conocimiento que Ayacucho FC no estaba para pelear el campeonato nacional, ni mucho menos la Copa Sudamérica, salvo un consuelo de una victoria y un engañoso empate que consiguió a nivel internacional. El próximo año el equipo solo jugará en la Liga 2, conocido como Segunda División, buscará el anhelado título de ascenso a la Liga 1 (fútbol profesional); para ello tendrá que superar a los grandes equipos que descendieron años atrás y que comparten el mismo objetivo.
Con el descenso de Ayacucho FC, la región se queda sin fútbol profesional. Frente a esta realidad, la región termina siendo perjudicada, principalmente en el sector económico, en vista a que, cada vez que el equipo jugaba de local, había mayor movimiento de hinchada, beneficiando a la familia ayacuchana en el sector de alimentación, turismo, textilería, hotelería, transporte, así como otros rubros de negocio.
Por otra parte, las academias de fútbol se perjudican, ligeramente, ya que muchos padres de familia y emprendedores pierden el interés en invertir en este rubro. Por ende, los futuros semilleros quedan desprotegidos, abandonados, sin opciones para debutar en un fútbol profesional.
No es momento de buscar culpables, ya que el descenso es producto de ambas partes, a nivel dirigencial y de hinchada. Los dirigentes, quienes en su papel de ofertante han tomado la mala decisión de contratar jugadores limitados, con carencia de capacidades de reacción y sin espíritu de lucha, no tuvieron en cuenta el malestar, quejas, abucheo de la hinchada. Por otra parte, la hinchada es cómplice por no exigir al ofertante un servicio adecuado, alturado donde uno se sienta cómodo, satisfecho por los buenos resultados del equipo.
El descenso de Ayacucho FC no debe lapidar a nuestra región, ni mucho menos a los dirigentes; al contrario, debe servir para corregir nuestros errores y madurar como empresa. De hoy en adelante, debemos reformular bien la misión y visión, así como fijar objetivos claros, a corto y largo plazo; tomemos como referencia el descenso del River Plate de Argentina, un 26 de junio de 2011, a partir del cual, tiene 9 copas nacionales, 7 copas internacionales y, hoy por hoy, es el equipo tops a nivel sudamericano.
No perdamos la esperanza, demostremos fidelidad, trabajemos juntos en construir un equipo sólido a nivel institucional; ayudemos a nuestros atletas locales en su proceso formativo para obtener riqueza técnica, táctica a nivel colectivo, solo así, tendremos fútbol profesional competitivo con enorme ventaja en nuestra región.