Para discutir el concepto de altruismo y egoísmo humano desde la perspectiva de las ciencias biológicas y su relación con la sostenibilidad planteamos las siguientes preguntas: ¿Somos egoístas o altruistas por naturaleza? ¿Estamos programados por los “genes egoístas” o tenemos libre albedrío de tomar nuestras decisiones con autonomía? ¿Por qué colaboramos o competimos con otros para lograr un objetivo determinado? ¿Cuál es la relación entre sociedad sostenible y el carácter egoísta o altruista del ser humano?
La teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin (1859) resalta la capacidad de adaptación de los individuos de una especie en un contexto de recursos naturales limitados. La evolución ocurre mediante la selección natural para asegurar la sobrevivencia y la reproducción de una especie mediante la adaptación al cambiante medio biofísico. A la luz del conocimiento biológico actual, la teoría de la evolución refiere a la perpetuación del gen; unidad heredable y básica de la evolución. Es decir, el cuerpo humano es un vehículo temporal y finito para los genes, mientras que los genes son perdurables y trascienden en el tiempo. En esencia los individuos son máquinas de sobrevivencia gobernado por sus genes. Por lo tanto, en última instancia lo que importa para los sistemas biológicos es la sobrevivencia del gen.
Así como en la naturaleza humana se manifiesta el egoísmo, el altruismo también tiene lugar. El altruismo se manifiesta al compartir y colaborar en grupo; tales como las abejas, las hormigas y la caza en grupos. Ahora, ¿el individuo altruista evoluciona? Por selección natural un individuo se sacrifica. Por otro lado la cooperación entre parientes es explicado por la sociobiología, y la cooperación entre extraños se explica por el dilema del prisionero: “ojo por ojo diente por diente”, donde la confianza es crucial. Entonces, ¿Cuál sería la estrategia de cooperación en un mundo egoísta? Para profundizar este tema apasionante de la naturaleza biológica del egoísmo y altruismo es lectura obligada “El gen egoísta” (1976) de Richard Dawkins y “Sociobiología” (1975) de Edward O. Wilson.
Por otro lado, se suele creer que la mente humana es como un “papel blanco”, que es llenado de texto mediante la experiencia humana. Se suele creer que se podría escribir lo que uno quisiera como uno quisiera. Esto no es verdad. La cultura humana se sostiene sobre un armazón biológico. Así, cabe preguntarse ¿En qué se diferencian la sociedad de las hormigas y la sociedad de los humanos?
Por lo expuesto, para lograr una sociedad sostenible se hace imprescindible el conocimiento de la naturaleza humana. Es decir, develar los mecanismos del comportamiento humano innato y su interacción con la conducta aprendida en contextos de diversidad cultural global. Si el factor humano es decisivo en los esfuerzos de mejorar el desempeño ambiental, no hemos considerado que tanto el comportamiento humano social tanto individual o grupal de la población humana puede contribuir u obstaculizar los esfuerzos hacia la sostenibilidad.