¿Cómo pervive la tradición mesoamericana en el día de hoy? Para dar cuenta de cómo en la actualidad aún pervive la tradición mesoamericana, me centraré en la ciudad arquetípica, el cerro donde se origina el maíz.
Tomo como referencia “Relatos Mayas de Tierras Altas sobre el Origen del Maíz: los Caminos de Paxil” de Carlos Navarrete Cáceres. Este texto será comparado a su vez con el “Popol Vuh”. Los conceptos que más utilizaré serán: Mesoamérica, mito, cosmovisión y tradición.
Con este planteamiento, a través de figuras metafóricas, simbólicas y relatos, pretendo demostrar como el maíz y su cerro arquetípico son los elementos con los que se origina la civilización de los pueblos que habitaban Mesoamérica, en el sentido de una transición del nomadismo al sedentarismo; es decir, el inicio de la agricultura y la creación de una identidad colectiva y todo lo que ello conlleva con el cambio cultural.
Llevado esto al mundo contemporáneo, se verá reflejado en diferentes prácticas, costumbres y rituales que, aunque de una forma sincrética, aluden y hacen referencia al cerro arquetípico y al maíz donde se le adoran por ser los elementos que le dieron sentido y humanidad a su vida. En el Popol Vuh, la creación del hombre ancestral, el cual es algo más que hombre y estaba dotado de cualidades divinas, es presentada a los dioses Ajaw Tepew y Ajaw K’ucumatz por cuatro animales.
Los animales eran mensajeros de los dioses. El lugar lo sitúan en Paxil y Cayalá. Paxil y Cayalá era una hermosa tierra llena de muchas mazorcas de maíz amarillo y blanco, pataxte, cacao, … (Popol Vuh, colección “sepan cuantos”, vocabulario, xxxvI). “Cuatro animales les manifestaron la existencia de las mazorcas de maíz blanco y de maíz amarillo.
Estos animales fueron: Yak, el Gato de monte; Utiw, el Coyote; Quel, la Cotorra y Joj, el Cuervo. En Paxil y Cayalá hallaron el maíz, mucho maíz blanco y amarillo.[…] (Popol Vuh, p. 104).
Según el texto de Carlos Navarrete, Paxil se ubica geográficamente en la parte central del estado de Veracruz (Navarrete, p. 12). Entre las varias definiciones que se dan de Paxil y Cayalá, presento la de Ordoñez y Aguilar: “Lugar donde las aguas se dividen al caer. En lengua K’iché tales voces significan Entre la división entre la fetidez de las aguas”. Estos dos significados sobre Paxil y Cayalá tiene relación con la creación del mundo mesoamericano y su cosmovisión dual.
Infiero que Paxil es el lugar arquetípico y simbólico donde se separan los mundos de arriba con los mundos de abajo. Esto es, el paraíso con el infierno. Los españoles dentro de su cosmovisión cristiana llamaron a Paxil como paraíso y Mictlan como el infierno, el noveno piso del inframundo.
Sin embargo, como los mayas no hablaban Nauthal, llaman a Mictlan en el Popol Vuh Xibalbá. Para continuar, los animales eran mensajeros de los dioses, el coyote y el gato de monte pienso que son animales nocturnos, por lo tanto, servidores de Xibalbá. Así ellos traen el maíz del inframundo y lo pasan al mundo terrestre. Ese mundo terrestre es considerado paraíso por los frutos que da.
Normalmente este acontecimiento sucede en una cueva en lo alto de un cerro, resulta más fácil pensar que dentro de ella hay otro mundo, a modo de puerta dimensional. Una prueba de ello lo encontramos en la cueva-templo de Re Ru C’cal, donde las estalagmitas han tomado forma de mazorcas de maíz, donde los campesinos a la fecha de 1959 realizan sus plegarias y oraciones (Navarrete, p. 31).
Sin embargo, lejos de que haya un lugar físico y geográfico para Paxil y el origen del maíz, la realidad es distinta y diversificada. Con ello quiero decir que cada comunidad o pueblo tiene su propio Paxil con su cerro y normalmente con su cueva, donde se le hacen las ofrendas y peticiones según la costumbre y la tradición. Como podemos ver en Los Caminos de Paxil de Carlos Navarrete, hay toda una colección de mitos contemporáneos, los cuales son comparados todos ellos sobre un mismo lugar: Paxil, y a su vez con el Popol Vuh.
Trata de buscar los cambios y las constantes que se dan en ellos. La tradición mesoamericana implica repetición y cambio. Es entendida como una continuidad en el tiempo. Esta tradición en continuidad es transmitida a través de los mitos orales. Así, lo que sustenta a la tradición es el mito, el cual le da vida, movimiento y la dinamiza. El mito tiene la capacidad de crear una conciencia de identidad a través de los valores sociales que hay implícitos y explícitos.
Esto es así también por que el mito explica los actos que realizan los hombres en relación con la naturaleza y con ellos mismos. Se sienten identificados juntos por un mismo fenómeno. Por lo tanto, ordenan el conocimiento de modo que estructuran el cosmos, clasifican su propio mundo y legitiman las costumbres con lo que se crea la historia de ese pueblo. Su realidad histórica está impresa en el mito, la cual es revivida con los rituales.
Si para nosotros lo importante es el saber científico, para ellos es el saber religioso, basado en la creencia principalmente. Aquí estriba las dificultades para aprehender su cosmovisión. Es decir, sus sistemas ideológicos sobre los que aprehenden su realidad es una construcción social diferente a la nuestra que va desde la representación simbólica a la experiencia. Antes de pasar a exponer algunos de los mitos contemporáneos, quiero decir algo acerca de este tinte difusionista sobre Paxil como lugar arquetípico del origen del maíz.
Este corte difusionista se extiende por diferentes lugares de Mesoamérica (Chiapas, Tabasco, costa de Veracruz, municipios Huehuetecos, departamento de San Marcos, Colotenango, tierras altas de Guatemala, área maya, etc.). Remontándome a los artículos de Kirchoff y Litvak, esta situación difusionista puede ser debida a la confluencia de movimientos migratorios que se dieron con mayor auge en el periodo posclásico.
Aunque Kirchoff no revelaba en profundidad los cambios socioculturales (económicos, políticos, sociales) con su modelo para Mesoamérica, si da cuenta de diferentes rasgos culturales comunes a Mesoamérica (cultivo, cerámica, maíz, frijol, etc.) y de las familias lingüísticas fruto de los movimientos migratorios. Litvak, como arqueólogo, si da cuenta del proceso de cambio a través del patrimonio tangible o la cultura material.
Su modelo es dinámico, reúne elementos ecológicos, arqueológicos, etnográficos y datos históricos. Lo propone como un sistema de intercambio interétnico, en el que se crean relaciones de poder en base a la producción o algún factor de la cultura. Las consecuencias de ello son la aculturación, un proceso selectivo y, por ende, una red de contacto mutuo. Los resultados son una transformación constante en el estado de la red (rutas, zonas de distribución, etc.).
Este fenómeno se puede dar a nivel local, regional o general. De esta forma, por la distribución de los restos arqueológicos se puede ver el territorio mesoamericano y sus fronteras. En referencia a esto, Litvak marca tres periodos para Mesoamérica: preclásico, clásico y posclásico. En el periodo posclásico (900 d.c a 1521 d.c) se da una intensa actividad comercial, se complejiza la vida urbana y se produce la fragmentación sociopolítica. En Mesoamérica se da una expansión de redes de influencia intelectual e ideológica.
Hay un intercambio económico y cultural entre el área Maya y el Centro de México. Volviendo a la idea central que me ocupa, en los caminos de Paxil, un mito explicativo contemporáneo de la antigua ranchería de Jotolá dice así:
- [….] De maíz de colores hicieron la masa, y por eso somos diferentes: hay negritos, medios prietos como nosotros; amarillos a lo chino de por Tapachula; mecos como los gringos.[…]en la cara le pusieron dos frijolitos de ojos, pero también diferentes: bayos, negros, colorados, asegún se ven en las gentes.[…]”Ahora denles vida, ordenó el Señor Mundo, ustedes sabrán como hacerlo, si no van a ver”. “Vos que sos el mero principal, hacelo”, le dijeron al brujo de Guatemala, el más viejo. Ése puso los muñecos sobre una piedra y como es patrón de terremotos la hizo temblar fuerte, y así se movieron y caminaron para después hacer familia. De esos muñecos venimos, de esas primeras familias. Nosotros ya no creemos en ese Señor Mundo, porque más tarde llegaron las iglesias y hay un solo Dios (Navarrete, p. 16-17).
Comparándolo con el Popol Vuh, encontramos unos pasajes que nos dice:
[…] En paxil y Cayalá hallaron el maíz, […]De maíz formaron los hombres a nuestros primeros padres y madres. Los primeros hombres creados fueron: Balam Quitzé, el Jaguar de la Dulce Risa; el segundo, […]Grande fue la sabiduría de los primeros hombres, vieron todo cuanto en el mundo había y acabaron por saberlo todo. No les pareció bien a los creadores, […]. El corazón del cielo les echó vaho de su boca en los ojos, por lo que pudieron ver únicamente lo que está cerca.
Mucho fue el gozo que sintieron cuando despertaron y hallaron cada uno su mujer al lado. […]. Y aquellos cuatro hombres fueron nuestros primeros padres, y estos son los nombres de las mujeres de donde descendemos nosotros, los Quichés.
Muchos se multiplicaron en el oriente. […]. hacían oración los Ajawab, los señores, levantando sus caras al cielo y diciendo:
“¡Oh, Tú, ¡que eres Creador y Formador! ¡Míranos, óyenos, no nos dejes, no nos desampares! ¡Tú, Corazón del Cielo y de la Tierra!¡Dadnos descendencia para siempre! Cuando amanezca dadnos buenos y anchos caminos, dadnos paz quieta y sosegada, dadnos buena vida y costumbres y ser.
[…]Muchos salieron del pueblo de Tulán, la gente blanca y la gente negra; se les mudó el lenguaje y hablaron de diferente modo unos de otros, de modo que no se entendían. (Popol Vuh, p.104- 105, 109, 114).
En esta comparación mitológica encontramos diferentes aspectos de la creación del hombre:
- La humanidad en Mesoamérica comienza con el origen del maíz. Es el comienzo de la civilización. El maíz es el origen de la conciencia de pueblo. En ambos pasajes, se revela que el maíz es lo que viene a organizar sus vidas y que adquieran un sentido. Con él, se inicia la agricultura y el sedentarismo, puesto que anterior al maíz, los hombres practicaban más un estilo de vida nómada y comían de todo menos maíz. Por ello, el maíz, les hace hombres.
- Según se analizan estos pasajes, se infiere que el maíz es el origen y creador de las diferentes razas que pueblan la tierra al hablar del maíz de colores; es el origen de la diversidad cultural, las lenguas y costumbres. El maíz es el protagonista y el elemento principal en la cosmogonía de Mesoamérica.
- El maíz es el símbolo de la fertilidad humana, esto es, revela la idea de la procreación en el ser humano. Sembrar maíz multiplicará la cosecha en granos, las familias pueden comer, se puede almacenar, lo pueden cambiar por otros productos, etc. El maíz aporta al desarrollo económico. Percibo el maíz como sinónimo de abundancia y prosperidad en todo.
- La frase: “Nosotros ya no creemos en ese Señor Mundo, porque más tarde llegaron las iglesias y hay un solo Dios”, está aludiendo a la época colonial y, por ende, al sincretismo religioso. Esta frase encierra que más que haberse extinguido sus creencias ancestrales, las han asimilado cubriéndolas con un manto de apariencia diferente. También infiero y por mi experiencia en los Andes del Perú, que ellos se protegen y aceptan tal imposición cristiana con la finalidad subyacente de su cosmovisión. También por temor a que se rían de ellos y tildarles de antiguos, puesto que el simbolismo cristiano es el aceptado por la mayoría. Por lo tanto, desde esta perspectiva, considero a las comunidades nativas como inteligentes por saber mantener su cosmovisión a pesar de las presiones. La costumbre de San Mateo Ixtatán, sobre la velación de la semilla de la siembra próxima, dice así:
Ya le llevo la semilla al alcalde rezador, o si este señor está indispuesto pues entonces ya lo llevo donde el sahorín. [..] Él les dice “que esté buena su milpa, su siembra de Bartolo”, eso dice. Yo le llevo su trago, su pisto, sus cuatro candelas, le invito a tomar su trago y le llevo comida caliente.
Yo bebo también me aconseja que debo ir a la cruze, que debo decir y lo que debo llevar. Que no ofenda usté la tierra. [..]. Si un grano falta en la mazorca el espacio vacío la afea, la disminuye, la deja “sholca”. Igual sucede cuando muere un individuo o se va de su comunidad, entendida ésta como la “gran mazorca” a la que todo hombre pertenece, llámese ranchería, paraje o aldea (Navarrete, p. 50-52,54)
Podemos ver claramente la metáfora de la mazorca con todos los granos del maíz como la representación misma de la comunidad. Esto es, el maíz en sí es el mismo hombre, la creación, la comunidad. Se refleja también la idea de la unidad, así como de la dualidad. Los binomios: vida-muerte; salud-enfermedad; unidad-división están impresos en el propio maíz a través de los granos y de si el maíz está bueno o se malogra.
También se desprende de este ritual normas sociales, valores como el respeto, el compartir, el cuidado. Es decir, podemos decir que el maíz viene a ser el elemento principal para el proceso de socialización en el hombre mesoamericano. Las consecuencias que traen los rituales que se realizan en adoración al maíz como protagonista de la creación del hombre mesoamericano, son las pautas de conductas, normas, valores, formas de comportarse que se generan en el hombre mesoamericano.
Estas formas de actuar aún se mantienen hoy en día. Aunque sea complicado estudiar su cosmovisión desde nuestra mente científica por estar basadas en la creencia, si se pueden estudiar los efectos que tienen en su comportamiento y en sus relaciones sociales. Así, pasamos desde un pensamiento religioso y simbólico a un pensamiento científico y observable en cuanto a sus conductas verbales y no verbales, etc., viendo los efectos que producen en sus vidas.
Luego compararlo con la calidad de vida del mundo contemporáneo viendo cuales son los efectos en las personas. De esta forma se trazaría un estudio transcultural en el que se verían hasta qué punto hemos evolucionado o no y como es la calidad de vida en ambas poblaciones.
Referencias bibliográficas
- Kirchhoff, Paul. (1960). Mesoamérica, sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales, en Suplemento de la revista Tlatoani Núm. 3, ENAH. México D.F.
- Litvak King, Jaime. (1975). En torno al problema de la definición de Mesoamérica, Vol. 12, N.º 1. Anales de antropología. Revista del Instituto de Investigaciones antropológicas, UNAM.
- Navarrete Cáceres Carlos. (2002). Relatos Mayas de Tierras Altas sobre el Origen del Maíz: Los Caminos de Paxil. Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Antropológicas, México.
- Popol Vuh, antiguas historias de los indios quichés de Guatemala. Primera edición en la colección “Sepan cuantos…”, (1965). Editorial Porrúa, 2004.